Genial película que desde los primeros minutos estereotipa a los jóvenes protagonistas. El delincuente, el nerd, el deportista, la chica de plata y la solitaria sin amigos. Los cuales tienen como castigo pasar un sábado en el colegio, forjando gran cantidad de problemas debido a las enormes diferencias de los contextos sociales de cada uno de ellos.

A su vez los jóvenes se ven acosados por un tosco director, que se muestra como un opresor juvenil, al que poco le importa ahora su profesión, se ve impulsado más por un salario y sus múltiples intentos por reformar (a su parecer) una generación que pareciera perdida.

Ahora bien, a pesar de las diferencias ya mencionadas entre los estudiantes, poco a poco en la convivencia se dan cuenta que todos tienen sus propios problemas, dificultades vivenciales, con los padres e incluso con sus amistades y las influencias que de una u otra forma terminan teniendo en cada uno de ellos y ellas.

Finalmente la película cumple su cometido, entretiene y es muy agradable, un par de momentos algo tontos que quedan olvidados gracias al conflicto dramático que el director logra plasmar. Un buen film de culto que se mantiene vigente y actual.