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Voto de Laura:
8
7,4
57.125
Drama
Matthew Poncelet (Sean Penn), un hombre condenado a la pena capital por el asesinato de dos adolescentes, reclama desde la prisión la ayuda de la hermana Helen Prejean (Susan Sarandon). Durante la semana anterior a la ejecución, Helen intentará que Matthew consiga la absolución y la paz espiritual. Sin embargo, a la hermana Helen no sólo le angustia la espantosa agonía del condenado, sino también el dolor de las familias de las ... [+]
28 de enero de 2018
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Pena de Muerte (Tim Robbins, 1995) introduce al espectador en el duro y polémico tema de la muerte, más concretamente de la pena capital a la que muchos presos en Estados Unidos tienen que enfrentarse. Una problemática con la que simpatizan tanto Robbins como Sarandon y que aquí queda magistralmente retratada. Para ello el director se sirve de la historia real de Matthew Poncelet (Sean Penn), un hombre condenado a muerte por el asesinato de una pareja de adolescentes y Helen Prejean (Susan Sarandon), una hermana que atenderá a la llamada de Matthew y le proporcionará paz espiritual, sin olvidarse del dolor de las familias de las víctimas.
Más allá de la crudeza de los supuestos crímenes por los que se acusa a Matthew ( que después descubriremos que son ciertos), Pena de muerte se erige como una cinta claramente en contra de cualquier acto de violencia. En contra de los terribles e inhumanos crímenes de Matthew y en contra de la violencia de estado que algunos apuestan por ejercer contra el asesino. Por cierto una violencia, que en la película parece enraizada en lo más profundo.
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Más allá de la crudeza de los supuestos crímenes por los que se acusa a Matthew ( que después descubriremos que son ciertos), Pena de muerte se erige como una cinta claramente en contra de cualquier acto de violencia. En contra de los terribles e inhumanos crímenes de Matthew y en contra de la violencia de estado que algunos apuestan por ejercer contra el asesino. Por cierto una violencia, que en la película parece enraizada en lo más profundo.
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spoiler:
Son muy significativas las secuencias en las que vemos a un grupo de niños matando a palos a un animalillo. Una escena de una violencia brutal, llevada a cabo por unos aparentemente angelicales críos. Una escena que perfectamente podrían haber protagonizado, veinte años atrás, Matthew y sus amigos. Cuando los niños normalizan situaciones violentas y consumen niveles de violencia por encima de sus posibilidades, ¿quién no dice que en el futuro se conviertan en unos asesinos?
Pero por muy nociva que sea la violencia, para Robbins el ojo por ojo no sirve. Los padres por mucho que muera Matthew no tendrán de vuelta a sus hijos y el sentimiento de venganza una vez disipado puede provocar un vacío enorme. Porque otro de los temas es el de la venganza. Los padres de los asesinados, aquejados del terrible dolor tras las muertes, desean que Matthew muera y que muera de la forma más dolorosa posible. Para ellos no existe otra condena mejor y en ese viaje rebosante de dolor no dudarán en arremeter con la hermana Helen. Seguramente Helen es el personaje con una posición moral más compleja, ya que se sitúa en el medio, sufriendo el rechazo social, lógico, por atender a la llamada de un asesino y el agradecimiento, parece que sincero, del asesino en los últimos suspiros de su existencia. Un agradecimiento que en los últimos instantes se convertirá en una forma de amor. Amor de una bestia que nunca ha sabido su significado, pero que en presencia de la luminosa Helen, podrá experimentar durante unas horas. No obstante, la cinta en ningún caso configura una visión romántica de la relación entre ambos, si no que más bien deja entrever que la única forma de poder redimir a este hombre es a través del amor. Amor de una religiosa, que no pontifica la palabra de Dios y que no intenta atemorizar con el infierno. Sencillamente una persona buena, que ante la certeza de la necesidad de ayuda de otro hombre, hace de tripas corazón y alecciona a Matthew sin necesidad de armas o brabuconadas. Un papel que quizás por su complejidad le brindó a Sarandon su Óscar y el respeto de la profesión.
Por muchas mentiras, falsos testimonios y brabuconerías, cuando llega tu hora y sabes que ya no te escapas, lo que te rompe es la posibilidad de irte sin recibir el perdón. Es la posibilidad del perdón, lo que mueve a Helen a acceder a la llamada de Matthw y es éste el que va a posibilitar que Matthew confiese y pueda irse con un mínimo de dignidad.
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Pero por muy nociva que sea la violencia, para Robbins el ojo por ojo no sirve. Los padres por mucho que muera Matthew no tendrán de vuelta a sus hijos y el sentimiento de venganza una vez disipado puede provocar un vacío enorme. Porque otro de los temas es el de la venganza. Los padres de los asesinados, aquejados del terrible dolor tras las muertes, desean que Matthew muera y que muera de la forma más dolorosa posible. Para ellos no existe otra condena mejor y en ese viaje rebosante de dolor no dudarán en arremeter con la hermana Helen. Seguramente Helen es el personaje con una posición moral más compleja, ya que se sitúa en el medio, sufriendo el rechazo social, lógico, por atender a la llamada de un asesino y el agradecimiento, parece que sincero, del asesino en los últimos suspiros de su existencia. Un agradecimiento que en los últimos instantes se convertirá en una forma de amor. Amor de una bestia que nunca ha sabido su significado, pero que en presencia de la luminosa Helen, podrá experimentar durante unas horas. No obstante, la cinta en ningún caso configura una visión romántica de la relación entre ambos, si no que más bien deja entrever que la única forma de poder redimir a este hombre es a través del amor. Amor de una religiosa, que no pontifica la palabra de Dios y que no intenta atemorizar con el infierno. Sencillamente una persona buena, que ante la certeza de la necesidad de ayuda de otro hombre, hace de tripas corazón y alecciona a Matthew sin necesidad de armas o brabuconadas. Un papel que quizás por su complejidad le brindó a Sarandon su Óscar y el respeto de la profesión.
Por muchas mentiras, falsos testimonios y brabuconerías, cuando llega tu hora y sabes que ya no te escapas, lo que te rompe es la posibilidad de irte sin recibir el perdón. Es la posibilidad del perdón, lo que mueve a Helen a acceder a la llamada de Matthw y es éste el que va a posibilitar que Matthew confiese y pueda irse con un mínimo de dignidad.
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