Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Fuerza Vital:
5
Drama Oriol y Yolanda viven en París con sus dos hijas. Él es arquitecto, ella es profesora. Durante unas vacaciones en el Delta del Ebro, un accidente transforma sus vidas. (FILMAFFINITY)
5 de junio de 2012
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película del último conceptualista básico del Cine es un torrente del super-heroísmo, es la muerte del travelling, el deseo roto y la forma dramática que no obtiene apoyo en lo real traumático. En su interior no hay diatribas. Los recuerdos y las imágenes grabadas por el cine y por la memoria ofrecen diálogo. La memoria en forma cinematográfica hace que varios personajes piensen en voz alta, y transmitan por tradición oral, esas vivencias de la infancia o de la juventud. Puedo imaginarme esos planos, la luz y el sonido... pero en “Sueño y silencio” hay demasiadas trabas como para sumergirme emocionalmente antes de que me saquen de la hipnosis fílmica. Precisamente no hay ensoñación en la película de Jaime Rosales, y el silencio (existente por diferenciación de su contrario) es demasiado pequeño y breve como para tener algo que decir. En cambio el color sí que me habla. Por el color el padre del arquitecto es el héroe. Él muestra el lugar del accidente y a cámara lenta se enorgullece tristemente de haber sido el guía sabio.
Si decía que en su interior no hay diatribas sí que las hay en su exterior. Barceló abre y cierra la película, bañándose en acuarelas y dejando brotar de su coronilla sin pelo toda la angustia de la construcción. Si por momentos tiene la impronta, toda la película, de ese cine catalán tipo “Aita” o “Elisa K.”, “Sueño y silencio” aporta sus propias contradicciones y narcisismos. Estos narcisos crecen en el parque parisino, desde la zona de juegos hasta la zona post-juvenil, en un sol alegre que da fuerzas a la película. Ese lugar de fantasmas y de footing ahora se me presenta como algo dionisiaco. Rosales me ha puesto los dientes afilados con ese paseo por un piso de un edificio en construcción en el que había un cable negro en el suelo y unos arquitectos y constructores discutiendo en una esquina luminosa. Me oculté rápidamente. También después vino el mar, y el campo, pero sobretodo me quedo impregnado del paseo por el parque.
Jaime Rosales, sí, es conceptualista básico porque ata muy bien sus películas a la razón discursiva. La gramática clásica del Cine es una constante herramienta para Rosales y la toma al pie de la letra. Seguramente la niña haya muerto con el rostro completamente sesgado, y lo sé por el plano que precede al viaje: un plano en el que se ve a la niña sentada en el asiento de atrás del coche mientras se la filma desde el asiento del conductor en diagonal y con la mitad de la cara tapada por el propio asiento de la parte delantera. Después Rosales explicará muy bien en museos y filmotecas las reglas tomadas para hacer la película en blanco y negro, con esos dejes de exhibir el negativo y su textura... Yo prefiero algo más de arenas movedizas y fango.
Fuerza Vital
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow