Sí, porque por esos derroteros esta paseando esta A todo gas 7.
Lejos quedan los neones, y la macarra moda del tuneo. También las carreras de coches ilegales apenas hacen aparición en la últimas partes.
La saga ha sabido evolucionar y adaptarse a los nuevos tiempos y con un poquito de Mision: Imposible por aquí, un poquito del mega-cameo de Los mercenarios por allá y el fichaje de un más que solvente James Wan como director se ha presentado como una más que entretenica película de acción que no defraudará a todos aquellos que sepan lo que van a ver.
Si bien es cierto que el guion es una verdadera pantomima que hace aguas por los cuatro costados y que abusa del exceso de porrazos de coches imposibles, en los que los protagonistas salen ilesos; la verdad es que el film no defrauda ni aburre en ningún momento; es más; te deja con ganas de más y te hace soñar con un futuro Stallone o Schwarzenegger de villano...
Cierto es que la duda del finado Paul Walker planea sobre el siguiente capítulo de esta infinita saga familiar, ¿podrá el agestual vin Diesel soportar el peso de todo el protagonismo sobre sus hombros? Supongo que la respuesta la sabremos en breve ya que su carrera cinematográfica parece estar limitandose a hacer de Toretto. El tiempo lo dirá.
Resumiendo: acción a raudales, explosiones constantes, viajes a lugares exóticos, agentes gubernamentales de diverso pelaje, frases lapidarias de Dom que casi recuerdan a las de John Rambo y mucha gasolina es lo que ofrece esta rápida y furiosa séptima entrega que se deja ver de principio a fin sin un bostezo si sabes ignorar sus muchos defectos de guion.