Para esta obra maestra, su director Fred Zinnemann, eligió una manera de rodar muy próxima a Hitchcock, con un ambiente claustrofóbico y un suspense que va creciendo por momentos. A pesar de no tener grandes batallas, persecuciones a caballo o largos tiroteos, “Solo ante el peligro” deja clavado al espectador en su butaca con un ritmo inquietante. La película se desarrolla en tiempo real, cobrando el reloj una importancia fundamental. Los planos del péndulo implacable, hacen aumentar la tensión, reforzada por la machacona música de Dimitri Tiomkin, que nos recuerda el fatídico tic-tac que acerca cada vez más al héroe a su destino.
Cuando dan las doce, la película llega a su clímax, con unos minutos finales, en los que se desarrolla el esperado duelo, que conservan hoy día toda su potencia.
El film se construye casi por entero a base de primeros planos muy cercanos que realizan un gran estudio psicológico de cada personaje. En este sentido, destacan las interpretaciones tanto de Gary Cooper como de Katy Jurado, que llenan la pantalla con su presencia y sus gestos. En la cara del Sheriff vemos a la perfección como va haciendo mella la desesperación que le provoca el verse abandonado por todos aquellos en los que confiaba (se dice que esa cara de angustia permanente que muestra Cooper fue muy real ya que durante el rodaje padeció de úlceras sangrantes).
Para el recuerdo, queda el maravilloso travelling que comienza con un plano de Cooper de espaldas para ir subiendo después la cámara, dejándonos ver su figura, completamente sola en medio del pueblo desierto.