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España España · santa cruz de tenerife
Voto de argonauta:
4
Comedia Julie Powell (Amy Adams), decidida a hacer algo creativo para olvidar su rutinario trabajo, se plantea como un reto elaborar las 524 recetas del libro "Dominando el arte de la cocina francesa", un clásico de la gastronomía publicado en 1961 por Julia Child (Meryl Streep). Durante ese año, escribe cada día sus experiencias en un blog que tendrá múltiples seguidores. (FILMAFFINITY)
8 de enero de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos mujeres en busca de sí mismas a través de los fogones y en épocas distintas. Son dos historias que pretenden estar imbricadas pero que no llegan a conseguirlo. Como consecuencia de ello, parecemos asistir a dos películas en una, sin llegar ninguna de las dos a “llenarnos” del todo. Los dos personajes principales, sin embargo, están poderosamente interpretados por Mery Streep y Amy Adams. La primera recrea un personaje “arrollador” en simpatía, ingenuidad y arrojo. Con una voz “falseteando” constantemente, Mery Streep consigue despertar nuestra sonrisa una y otra vez, en sus andanzas por la Francia de postguerra, persiguiendo, en lucha feroz, un “sueño” personal. Amy Adams, que interpreta con solidez el personaje de Julie, se inspira en el sueño de Julia, para perseguir el suyo propio ya en nuestra época. Las historias carecen, sin embargo, de la suficiente “carga emocional” como para sentirse atraídos por ellas. Nunca llegamos a “sentir” un especial interés por los personajes por que no nos parecen demasiado “llenos” de vida, al menos, en lo que respecta a una buena “historia”. La ausencia de conflictos deriva hacia el tedio y, por desgracia, la escritura de un libro de recetas de cocina y un blog sobre el mismo tema nunca llegan a “encender” el fogón de nuestro corazón. No podemos dejar de pensar que todo hubiera sido distinto si Nora Ephrom se hubiera centrado en la historia de Julia Child, un personaje cuyas líneas vitales invitaban a un desarrollo mayor, eso sí, sacándola un poquito más de entre sus cacerolas. Lo sentimos, no podemos desearles “Bon Appétit”.
argonauta
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