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España España · Lleida
Voto de Uma:
9
Intriga. Drama José Sirgado (Eusebio Poncela) es un director de serie B en plena crisis creativa y personal, incapaz de romper con su expareja (Cecilia Roth). Inmerso en una espiral de autodestrucción, y con las drogas como acicate, José recibe noticias de un antiguo conocido, Pedro (Will More). Se trata de un extravagante joven que graba en Super 8 y cuya obsesión por controlar el ritmo de sus películas lo lleva descubrir el fotograma rojo. El ... [+]
9 de junio de 2010
28 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adictos. Como muchos de nosotros a FA, donde nos dejamos las pestañas releyendo críticas de tipos que viven en Perú o en Lleida. Adictos al cine, y no solo a las películas, sino a la imagen, a lo que significa, al tiempo que se atrapa con ella, al color, al movimiento... adictos a la imposible tarea de atrapar la vida. Adictos a la droga, que como el cine, te dispara yo que sé a donde. Adictos a la compañía, como Cecilia a Eusebio, y Eusebio a Cecilia, que no pueden prescindir uno del otro, hasta que les abducen sus propias adicciones individuales. Como yo a mi gordita y mi gordita a mí. Adictos a Lourdes. Adictos a la estupidez. Adictos a...

Esta película va de adictos, evidentemente, como lo era Ivan Zulueta. Crónica anunciada de su muerte. Las adicciones son obsesiones, nos cogen y no nos sueltan, o no las soltamos, no se. Lo dejamos todo en ellas, toda la energía, lo demás importa una mierda. Nos consumen, nos envejecen. La vida es una adicción, por eso envejecemos, por eso morimos. Somos adictos a emplearla en algo, a conocerla, a verle el sentido. La adicción nos quita la vida, pero es a la vez lo que le da sentido. Se puede ver esta película como una historia de locos drogadictos obsesionados con el cine, o como una metáfora de la vida. Allá cada cual.

Muy filosófico estoy. Vamos a otra cosa.

Arrebato no es solo eso. O mejor dicho, es eso, porque hay un millón de cosas que llevan a eso. A primera vista, la película habita en la anarquía. Y aun así, aun desprendiendo esa sensación, su coherencia interna es impecable. Compatibilizar ambos extremos es un logro singular. En realidad es una película muy precisa, donde el empleo del espacio y del tiempo rayan en lo magistral, pues sin perder nunca el sitio, sin provocar mayor confusión que la que busca, consigue narrar con naturalidad hechos de aquí, de allá, de hoy, de hace un año, o del mes que viene. Parece fácil y no lo es en absoluto. La complejidad estructural merece un diez.

Las "células" que visten esta estructura son obra de un adicto al cine. Cada imagen, cada encuadre, cada sencillo plano por corto que sea, está trabajado, no para resultar extraordinario en si mismo, sino para participar del viaje. En este contexto, Zulueta escoge una ruta elemental, sin paranoias (al margen de las imagenes en super 8, claro), lo que le permite emplear pocos plano, y trabajarlos al máximo, sacarles todo el jugo. Hay planos muy buenos, con gran fuerza visual, más efectivos que si contara lo mismo con una batería de 10 imágenes. De modo que, al fin y al cabo, planos que sirven al conjunto, terminan resultando en si mismos extraordinarios. Se cierra el círculo y todo cuadra. Estamos cansados de ver películas que hacen el viaje al revés, y todo se va al traste. El cine es síntesis por la sencilla razón que el cine es imagen.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Uma
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