La vuelta del hombre de hierro de la mano de Jon Favreau por segunda vez ya está aqui. Seguramente será vilipendiada por muchos, alabada por otros (entre los que me encuentro) e inevitablemente comparada con la destacable primera entrega.
Lo que sin duda es cierto, es que la vuelta de Iron Man resulta un placer. Refresca la cartelera y en mi caso no hay dudas sobre que película elegir. Y es que una vez más, Robert Downey, que es gran santo de mi devoción, clava al superhéroe más carismático, vanidoso, socarrón e inteligente de todos los conocidos.
Por si fuera poco, Un Mickey Rourke resucitado de las cenizas cual ave Fénix desde que rodó aquella maravilla llamada The Wrestler, le planta cara como un villano más que aceptable. Gwyneth vuelve como Pepper, con la cual en esta entrega vendrán más escenas con los dos, y Don Cheadle será ahora el inseparable Rhodey "Maquina de guerra". El villano industrial será esta vez un divertido Sam Rockwell, Samuel L. Jackson repite como lider de SHIELD y la nueva incorporación de la infiltrada Scarlett Johansson como la atractiva Viuda Negra.
En esta nueva entrega la identidad de Iron Man ya se conoce, provecho que saca nuestro amigo Tony para meterse en problemas con el gobierno y otros personajes.
Las escenas de accíón, aunque quizá se hacen esperar, superan a la primera parte con creces y son más espectaculares si cabe. La personalidad de Stark sigue siendo arrolladora plasmada por un impresionante Robert Downey una vez más, siendo el conjunto otra vez un disfrutable espectáculo para todos que no defrauda si sabes lo que te vas a encontrar.

Los fans además se verán deleitados por numerosos guiños a la franquicia Marvel, un nuevo plantel de armaduras, y un puñado de escenas bastante espectaculares.
La película adquiere una nueva dimensión sin caer en lastres de segundas partes nunca fueron buenas, y la inevitable comparación con la primera, con la que sale bien parada. Se trata, ni más ni menos, de una digna secuela que no adolece de grandes carencias y sí por el contrario muestra otras virtudes que no la alejan demasiado de su estupenda primera parte.

A mi parecer, Scarlett quizá está algo metida con calzador y sus escenas de acción eran inevitablemente vehículo de lucimiento para la actriz, (para eso se entrenó la muchacha, para lucir figura) pero alguien tenía que dar algo de tensión sexual a la ajetreada vida del gran Tony Stark.
La curiosidad la pone el propio Favreau, que como buen seguidor del hombre de hierro hace las veces, literalmente, de chófer saca-apuros del mismo.

Definitivamente se trata de una digna secuela que sorprenderá los seguidores, aunque no se librará de malas críticas por parte de algunos detractores. Entretiene explosivamente, como bien reza el título de mi crítica, y bien vale la entrada.

Prepárense para la vuelta del gran Iron Man. O del gran Tony Stark. La verdad, los dos brillan con luz propia. Uno por la armadura, y el otro por ser único.