Es Tenderness una película extraña. Extraña porque sus personajes no acaban de definirse del todo durante el metraje a excepción del de Russell Crowe. Extraña porque el argumento no acaba de estar definido tampoco, a pesar de presentarnos eso sí, unos hechos concisos. Y extraña por plantearnos una historia que es de todo menos convencional.

John Polson no consigue que su obra termine de despegar en ningún momento. La pequeña aparición de Laura Dern es puramente anecdótica, y el personaje del asesino resulta del todo increíble, se necesitaba de una interpretación más potente y matizada para darle forma. La historia es del todo irregular a medida que nos adentramos en una especie de road movie que finalmente no es tal, con una chica prendada de un asesino que en el fondo buscaba atención desesperadamente y un asesino que a su vez parece no tener nada claro. El toque profesional nos lo da en esta ocasión el amargado y obsesivo policía que le sigue la pista a nuestro amigo, interpretado estupensamente por Russell Crowe, el cual parece llevado a buen puerto casi sin esfuerzo por su parte.

Todo lo demás es demasiado enrevesado y a veces carente de la fuerza necesaria para llegar a considerarlo thriller, salvando la escena final y su explicación algunos embrollos que podrían haberse producido en nuestra mente según seguíamos la historia. El viaje que comienzan los dos protagonistas parece no tener propósito, ni principio, ni fin, cosa que sí sucede con la persecución de Crowe sobre él, quien tiene claros motivos para seguirle.

Bastante prescindible, a la par que estrenada con bastante retraso tras su rodaje.