El segundo largometraje dirigido por el cineasta español David Victori, dos años después de su ópera prima "El pacto (2018)", uno de los jóvenes talentos nacionales especializado en el cine de género y que se dio a conocer con el corto "La culpa (2010)" que filmó con 28 años en donde ponía de manifiesto todos los elementos característicos de su cine, es una película arriesgada a nivel formal que se desarrolla en la ciudad de Barcelona y que tiene como protagonista a un joven que lleva los últimos años cuidando a su padre que está enfermo. Una vez que fallece tiene que intentar recuperar su tiempo perdido e intentar relacionarse con la gente y volver a la normalidad en su puesto de trabajo.
La propuesta se acaba de presentar en la sección oficial del Festival de cine fantástico de Sitges, unos días antes de su estreno en los cines españoles.

El gran protagonista es Dani, ese joven tímido y que es una buena persona, en un papel interpretado por un Mario Casas, que está excelente en el que seguramente sea el mejor trabajo de su carrera, con un cambio de registro creíble desde la primera mitad en donde está comedido hasta la parte final en donde se desata y está intenso sin necesidad de exagerar sus gestos. Junto al popular actor español aparece Milena Smit, una actriz debutante en un largometraje y que lo hace bastante bien, en un personaje, el de Mila, al que conoce Dani en una hamburguesería, mientras el protagonista estaba cenando, y la aparición de ese personaje es lo que iniciará esa bajada a los infiernos del protagonista en una terrible noche en la ciudad de Barcelona. La actriz cumple en una actuación nada fácil, teniendo en cuenta que aparece en escena en los momentos de mayor acción.
La película cuenta con unos cuantos elementos característicos del cine del director y guionista español, como son la dirección frenética con un movimiento de cámara constante que funciona bastante bien, aunque en algunos momentos me parece excesiva, y que recuerda al cine de los hermanos Dardenne.

El otro aspecto diferencial del proyecto es el de una música moderna que suena de manera constante y repetitiva, compuesta por Federico Jusid y Adrian Foulkes, que me parece excesiva y que me sacó de la película en algunas situaciones. Entiendo a los que defienden esta manera de usar la música para provocar mayor tensión, en lo que llamo la "Zimmerización" y el modernismo en las bandas sonoras que tanto detesto en las películas dirigidas por Christopher Nolan (eso no sucede en "Tenet", en donde no ha participado el popular compositor alemán).
Este sería el principal aspecto negativo del proyecto, al que podría añadir algunos excesos innecesarios en la parte final y alargar de manera innecesaria varias escenas. Tampoco me convencen las canciones que escuchamos en diferentes momentos de la película, incluyendo el tema que da título al proyecto, compuesto e interpretado por Macaco y que cuenta con la colaboración de Babi.
Por contra la película está muy bien dirigida, tiene una dirección de fotografía de Elías M. Félix de calidad que nos presenta unas modalidades cromáticas muy variadas que encajan con cada una de las situaciones, y hay un gran retrato de los bajos fondos nocturnos de la ciudad de Barcelona, y cuenta con un buen montaje como uno de los elementos fundamentales de la calidad del proyecto. También me gusta el final que me parece acertado para cerrar una película de extremos, compleja, radical, que provocará amores y odios a partes iguales, pero que puede tener su público, en especial los fans de los thrillers modernos.

LO MEJOR: La actuación de Mario Casas. La dirección.
LO PEOR: La música. Alguno excesos en la parte final.

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