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Voto de rubenlare:
8
Acción Un hombre acabado, al borde del suicidio, llega a la ciudad de Inferno, donde en un esfuerzo por recuperar todo aquello que le ha sido arrebatado, recobrará su fuerza y su espíritu. Allí se dará cuenta de que, por más que intente evitarlo, no le quedará más remedio que enfrentarse a los villanos para defender a sus habitantes, a pesar de que en un principio no son para él más que un puñado de desconocidos. (FILMAFFINITY)
27 de abril de 2017
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
John G. Avildsen se despide de su exitosa carrera con la que quizá sea su película más sesuda. Tras conseguir el oscar al mejor director con Rocky y triunfar en taquilla con Karate Kid, la industria parece renegar de este genio. Con el declive de los videoclubs que tanto le debían, se empieza a prescindir de un autor desubicado en el tiempo y el Sr Avildsen decide morir matando. Con esta película asesina al cine como Malevich asesinó a la pintura.

La película es otra reinterpretación del Yojimbo de Kurosawa. El Mifune, que pasó a ser Eastwood, y más tarde Willis, ahora pasa a ser encarnado por Van Damme, un guerrero de pasado incierto que ya no busca la lucha, sino que es buscado por ella. La acción se desarrolla, como no podía ser de otro modo, en un pueblo perdido en el desierto en el que una banda de malechores tiene atemorizada a la población. El escenario es el perfecto, como ya sabían los viejos padres del western, para que la justicia y la injusticia luchen de igual a igual, un lugar donde los muertos son sólo polvo que añadir al desierto. Los villanos no tienen otra razón de ser que la de devolver al héroe su fuerza perdida. Si Van Damme no hubiera pasado por allí, probablemente ni siquiera el pueblo existiría.

Con una breve sinopsis la película parece un western clásico. Con el nombre de Van Damme, incluso en el título, estaría claro que vamos a ver una película de acción pura, sin embargo la atmósfera general de la película nos hace evocar más al Lynch de corazón salvaje que a los sucedáneos rompetaquillas de Fast and Furious. Los secundarios que acompañan al héroe despiertan unos sentimientos entre la ternura y el asco difíciles de definir y las distintas situaciones alcanzan un nivel de subrrealismo que roza el absurdo.

Como digo, una película en la que resulta imposible saber la intención del director, a no ser que sólo pretendiera ver arder sus propias cenizas en el infierno de Van Damme.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
rubenlare
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