Inverosímil, cómica y violenta. Rocambolesca a más no poder, vamos.

Kick-Ass es probablemente una de las películas de superhéroes más humanas que se puedan ver (siempre detrás de aquella joya de Pixar, claro). El protagonista en cuestión es un tipo normal: típico sujeto de gafas y pelo alborotado, onanista casi de profesión, adora los cómics, y le gustaría ser como uno de los héroes de éstos. Ah, y cómo no, el individuo está enamorado de la guapa de turno del Instituto, pero ella pasa de él. ¿Os podéis imaginar lo que ocurrirá? Por supuesto que sí, pero no vamos a ponernos negativos aún. Así pues, el joven decide convertirse en superhéroe, y se compra el traje más hortera y simple que encuentra, pero eh, ¿acaso no nos enseñó 'Los increíbles' que los superhéroes no deben llevar capa? Una vez que el fulano se pone el disfraz, por llamarlo de algún modo, ya está listo para combatir el mal.

Comienza la acción, y aquí es cuando falla en cierto modo la película, pues pasa muy rápidamente de la comedia a la acción, e incluso al drama, y eso no es del todo bueno. Me explico: En momentos determinados, las escenas más sanguinolentas vienen precedidas por algún golpe cómico, y provoca cierta saturación. Pasando de estar con la boca abierta (de la impresión o del sueño, lo que ustedes consideren) a reír repentinamente.

En cuanto a actuaciones que se eche a un lado todo el reparto, porque la estrella que más brilla aquí es también la más pequeña. Chloe Moretz es sin duda el centro de la película, y aunque sus escenas se me atraganten un poco debido a los alucinógenos que tomó quienquiera que las ideara, no hay duda de que es el personaje que más se graba en la memoria. Sí bueno, también aparece por ahí Nicolas Cage en un registro muy diferente a lo habitual.


Una película de superhéroes distinta. Apta sobre todo para ver con los amigos. Si hay drogas, mejor.


Disfrútenla. No se la tomen en serio, y esta crítica tampoco.