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España España · Cinecittà
Voto de Xavier Vidal:
6
Drama Cuando Leo, de 21 años de edad, anuncia a su familia que tiene el SIDA, todos deciden que su hermano pequeño, Marcel, de 12 años, es muy joven para entenderlo, y se lo ocultan. Marcel sabe que algo pasa con su hermano mayor, y cuando ambos viajan juntos a París unos días, se propone averiguarlo. (FILMAFFINITY)
23 de abril de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para entender el cine de Christophe Honoré tendríamos que tener en cuenta su actividad como crítico de la revista francesa Cahiers du cinéma, sus numerosas novelas publicadas en Francia y destinadas a un público adolescente, sus cortometrajes y telefilms, o incluso las pocas obras teatrales que ha dirigido. Aquí en España solo podemos acceder a la producción cinematográfica de Honoré, y únicamente por vías de descarga: tan solo La belle personne tuvo un estreno más o menos en condiciones en los cines locales. Así que reivindicar Siempre juntos (Tout contre Léo) puede ser directamente un acto suicida.

Hablamos de la adaptación para la televisión gala de la primera novela de Honoré y una de sus obras más desconocidas de fuera de Francia. Partiendo de esta base (es imposible conocer a Honoré en toda su dimensión artística), esta Siempre juntos parece sentar las bases de lo que posteriormente sería el Honoré cineasta. O sea: una apuesta por imágenes estilizadas, una sensiblidad extraordinaria por todo lo relacionado con la homosexualidad y una intención por inaugurar una nueva Nouvelle Vague en el seno del nuevo cine francés. Aquí estamos ante un Honoré primerizo con una historia muy interesante entre manos: la relación de Marcel, un chico de doce años, con Léo, su hermano mayor enfermo de SIDA.

No es ni una película reivindicativa ni un retrato pedagógico del SIDA, sino más bien la historia de cómo los padres y los hermanos de Léo, especialmente Marcel, el más pequeño y por ello el más vulnerable, afrontan la enfermedad del primogénito. Marcel está a punto de entrar en la adolescencia, mientras que Léo ve de lejos una madurez que quizás no alcance. La de Léo es una mirada que finge firmeza. Y Marcel todavía es un alma que no juzga a su hermano por lo que es: lo quiere porque es su hermano, un amor de lo más puro. Honoré, todavía desligado de la poesía visual que fue perfeccionando con el tiempo (el plano de la madre tirada en el césped o todas las escenas veraniegas entroncan con la posterior Ma mère), nos ofrece una road movie apreciable, la historia de dos personas cuyos mundos están a punto de tambalearse y cuyo único objetivo, como el de todos, independientemente de la edad y de la opción sexual, es amar y ser amado.

Un Honoré más narrativo es posible. Incluso este inicio de carrera más austero lleva a hacernos pensar en un Honoré menos preocupado por la simetría del plano y más sólido en sus historias. Porque aunque Siempre juntos (Tout contre Léo) diste de ser una obra mayor, la escena en la que Léo se despide de Marcel en la estación de trenes es lo más emocionante que ha firmado Honoré. Un telefilm obligado para los que quieran ahondar todavía más en el imaginario de su autor.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities
Xavier Vidal
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