Sabía perfectamente a lo que iba, de veras. No se trata de ningún problema de expectativas ni nada por el estilo, lo único que sucede aquí es que "Machete" es mala. Así, sin más. El trailer me parecía soberbio. Era una auténtica pasada. Pero el filme es un quiero y no puedo continuo. Una sucesión sin demasiado sentido de situaciones a cada cual más peregrina que basa su funcionamiento precisamente en lo estrambótico de las mismas. Construir un filme así tiene sus limitaciones. Y la hora y cuarenta y cinco minutos que dura esta película es a todas luces una duración desproporcionada para lo poco que hay que mostrar.

La trama no existe. Puedo intentar dar un cierto sentido a lo visto, pero no existe historia propiamente dicha. Se trata de una especie de hilo conductor que conecta a los distintos personajes de manera tan forzada e irreal que uno no puede menos que sentirse continuamente fuera de la película.

Las escenas de acción son uno de los puntos más favorables del filme. Además, la desproporcionada violencia hará las delicias de los más exigentes: el momento del intestino, las decapitaciones múltiples, Seagal manejando con arte sus espadas... Sí, todos esos momentos están muy chulos, pero ya los vimos en el trailer. La película alarga de manera innecesaria el spot publicitario metiendo paja donde no debería haberla y saturándonos de personajes irrelevantes. Sobran la mitad de ellos, pues lo único que consiguen es frenar el normal desarrollo de la historia (si es que consideramos que de verdad existe una historia, como ya he mencionado).

La trama del senador fascista y todo el rollo de Don Johnson y sus cachorros anti-mexicanos tiene cierta gracia, pero sólo al principio. La reiteración comienza más pronto que tarde a hacerse evidente. Lindsay Lohan aporta una puta mierda, con perdón. No es la única. El cameo del director de "Predators" tiene su gracia. De Niro está a la altura. Danny Trejo demuestra que es deplorable como actor, algo que ya sabíamos. El problema es que en esta ocasión es el protagonista, y comprobamos cómo el hombre no puede ni de coña llevar el peso de una película, y aun con todos los secundarios que existen, el conjunto hace aguas por los cuatro costados. Don Johnson mola un montón, las cosas como son.