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Voto de seagal4ever:
6
6,1
7.074
Acción. Thriller
Callahan es un experimentado detective de policía del departamento de homicidios de San Francisco, famoso por sus drásticos métodos, que provocan fuertes enfrentamientos con sus superiores. Tiene que desplazarse a San Paulo, pequeño pueblo situado al norte de California, donde sigue la pista del autor de la muerte de unos hombres, a los que han encontrado con unos disparos en la frente y en los genitales. Allí conoce a una solitaria ... [+]
5 de julio de 2010
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera (y única -hasta la fecha, porque nunca se sabe, y menos en estos tiempos donde abundan remakes, secuelas, precuelas y demás chuminadas y sacacuartos-) película de la franquicia Harry el sucio dirigida por el propio Clint Eastwood. Típico y violento ejercicio de acción de los años ochenta, con una marcadísima banda sonora de la época y unos clichés tan manidos y trillados como gratificantes.
Harry es tan duro y cínico como siempre; y si a ello le añadimos que la historia posee la violencia y mala leche de otras ocasiones nos encontraremos con que, aparentemente, la cosa promete. Pero nada más lejos de la realidad (o no al menos tan bonito como pudiera parecer): la dirección y el guión adolecen de una tosquedad y torpeza en sus formas difícilmente asumibles para alguien que no sea seguidor del género.
No cabe duda de que Eastwood es uno de los directores más grandes del panorama americano en la actualidad, pero es igualmente cierto que este hombre no nació genio, sino que su pulso narrativo y su saber hacer se fueron gestando lenta pero progresivamente con filmes como el que nos ocupa. Un filme de fogueo para él, qué duda cabe, porque a nivel técnico-artístico la verdad es que padece de bastantes deficiencias.
La historia gira, como no podía ser de otro modo, en torno a la figura del detective de policía Harry Callahan. Tras provocar la muerte de un peligroso capo de la mafia, Harry se convierte en el objetivo número uno de todo tipo de gentuza y maleantes que puebla la ciudad de San Francisco. Sus superiores, conscientes de la situación, deciden mandarle lo más lejos posible de la ciudad hasta que la situación se calme un poco. Así, Harry es enviado a la pequeña localidad de San Paulo para investigar una cadena de misteriosos asesinatos que comparten un modus operanti similar, consistente en sendos disparos en la frente y en los genitales (¡Ouch!) de las víctimas, y no precisamente en este orden.
Harry es tan duro y cínico como siempre; y si a ello le añadimos que la historia posee la violencia y mala leche de otras ocasiones nos encontraremos con que, aparentemente, la cosa promete. Pero nada más lejos de la realidad (o no al menos tan bonito como pudiera parecer): la dirección y el guión adolecen de una tosquedad y torpeza en sus formas difícilmente asumibles para alguien que no sea seguidor del género.
No cabe duda de que Eastwood es uno de los directores más grandes del panorama americano en la actualidad, pero es igualmente cierto que este hombre no nació genio, sino que su pulso narrativo y su saber hacer se fueron gestando lenta pero progresivamente con filmes como el que nos ocupa. Un filme de fogueo para él, qué duda cabe, porque a nivel técnico-artístico la verdad es que padece de bastantes deficiencias.
La historia gira, como no podía ser de otro modo, en torno a la figura del detective de policía Harry Callahan. Tras provocar la muerte de un peligroso capo de la mafia, Harry se convierte en el objetivo número uno de todo tipo de gentuza y maleantes que puebla la ciudad de San Francisco. Sus superiores, conscientes de la situación, deciden mandarle lo más lejos posible de la ciudad hasta que la situación se calme un poco. Así, Harry es enviado a la pequeña localidad de San Paulo para investigar una cadena de misteriosos asesinatos que comparten un modus operanti similar, consistente en sendos disparos en la frente y en los genitales (¡Ouch!) de las víctimas, y no precisamente en este orden.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El guión brilla por su ausencia. Se trata más bien de una sucesión de secuencias de acción mejor o peor hilvanadas que no terminan de convencer del todo en casi ningún momento. La trama de fondo, la historia de venganza por parte de la chica tras sufrir una traumática violación años atrás, queda en todo momento como en una especie de segundo plano constante, siempre a rebufo de los múltiples escarceos de Harry con enemigos y malhechores de poca monta por aquí y por allá. Está tan desdibujada que en verdad parece una subtrama más que el argumento principal de la película.
Pero tampoco hay que ponerse exquisitos. Aquí no estamos para que nos hagan reflexionar sobre el sentido de la vida o las fronteras de la metafísica: ya hay otros autores (Tarkovsky, Bergman, Kubrick...) que lo hacen con muy buenos resultados. Aquí estamos para lo que estamos: ni más ni menos que para ver cómo el señor Harry se carga al mayor número de maleantes no sin antes soltarles grandes perlas de sabiduría como la que he empleado para titular esta mundana crítica. Y eso es lo que hay que exigirle. ¿Lo cumple? Estrictamente, sí.
Pero de igual manera, a uno se le queda la extraña sensación de que el espectáculo que ha visto es bastante hueco y poco convincente. Y no es ya sólo un tema de guión (limitado como pocos), sino que la dirección tampoco es que sea para quitarse el sombrero: más bien al contrario, para taparse con él la cara.
La montaña de tópicos es elevada, pero resulta tan gratificante ver a Harry soltar ese "alégrame el día", pegar puñetazos a las mujeres como si de simples objetos se trataran o maldecir todo lo que le sucede como si fuera un viejo cascarrabias, que la razón poco tiene que decir.
Típico filme que uno disfruta como un enano si acepta y comprende desde el principio las evidentes limitaciones. En ese caso (el de aceptar las limitaciones) nos regocijaremos como espectadores mientras vemos a Harry disparando su pistolón contra todo bicho viviente que le toque las narices. Ahora bien: si buscas algo más, me parece que te has equivocado, y de qué manera. Esto da para lo que da, ni más ni menos. O te amoldas a ello u olvídate de pasar un rato agradable. Así de sencillo. Si todas las películas fueran tan a las claras como ésta nos ahorraríamos una gran cantidad de disgustos cinéfilos, ya lo creo. Creó que nadie podrá decir que le han estafado después de ver "Impacto súbito".
Pero tampoco hay que ponerse exquisitos. Aquí no estamos para que nos hagan reflexionar sobre el sentido de la vida o las fronteras de la metafísica: ya hay otros autores (Tarkovsky, Bergman, Kubrick...) que lo hacen con muy buenos resultados. Aquí estamos para lo que estamos: ni más ni menos que para ver cómo el señor Harry se carga al mayor número de maleantes no sin antes soltarles grandes perlas de sabiduría como la que he empleado para titular esta mundana crítica. Y eso es lo que hay que exigirle. ¿Lo cumple? Estrictamente, sí.
Pero de igual manera, a uno se le queda la extraña sensación de que el espectáculo que ha visto es bastante hueco y poco convincente. Y no es ya sólo un tema de guión (limitado como pocos), sino que la dirección tampoco es que sea para quitarse el sombrero: más bien al contrario, para taparse con él la cara.
La montaña de tópicos es elevada, pero resulta tan gratificante ver a Harry soltar ese "alégrame el día", pegar puñetazos a las mujeres como si de simples objetos se trataran o maldecir todo lo que le sucede como si fuera un viejo cascarrabias, que la razón poco tiene que decir.
Típico filme que uno disfruta como un enano si acepta y comprende desde el principio las evidentes limitaciones. En ese caso (el de aceptar las limitaciones) nos regocijaremos como espectadores mientras vemos a Harry disparando su pistolón contra todo bicho viviente que le toque las narices. Ahora bien: si buscas algo más, me parece que te has equivocado, y de qué manera. Esto da para lo que da, ni más ni menos. O te amoldas a ello u olvídate de pasar un rato agradable. Así de sencillo. Si todas las películas fueran tan a las claras como ésta nos ahorraríamos una gran cantidad de disgustos cinéfilos, ya lo creo. Creó que nadie podrá decir que le han estafado después de ver "Impacto súbito".