Exhaustiva demostración de que no es oro todo lo que reluce. El cartel promete con semejante elenco y tomar la crisis como idea primaria para desarrollar el argumento (aunque es un tema que empieza a estar algo trillado) seduce pero no es suficiente; ni mucho menos. Hace una sátira de toda la situación muy poco efectista, utiliza un más que probablemente innecesario ensañamiento sádico y encima uno acaba perdiéndose entre conspiraciones judeo-masónicas, que diría aquel, sin llegar a distinguir al final a cuerdos de locos.
La irreverencia de clases con unos "tíos" disfrazados de osos panda despierta más ternura que temor sobre aquellos que se supone dirigen el "cotarro", así que gran ocasión fallida. Pensando en lo que pudo ser y no fue, reparo en Álex de la Iglesia; sabiendo lo que le gusta la sátira bañada en humor negro seguramente le hubiera sacado más partido.
De entretanto desaprovechamiento, la ironía mejor "tirada" es la de la pareja formada por Raúl Arévalo y José Coronado. No es para menos reaccionar así.