Si con la película de Ang Lee teníamos una gran película de superhéroes ésta no le va a la zaga.
Varios meses después de donde acaba la primera parte, encontramos a Bruce alejado de su vida anterior intentando dar desde el anonimato con la fórmula que consiga acabar con su irascible e incontenible alter ego. Pero como es de suponer... no lo consigue.
El cambio de actores (el trío protagonista -Bruce, Betty y el general-) no se resiente. Y sin embargo la introducción de Tim Roth como el pérfido agente del KGB hace que sea una historia aún mas apasionante ya que su personaje, inspirado por muchos aires de grandeza, se convierte en el némesis de nuestro protagonista haciendo que la batalla final sea épica.
Como ya ocurriera con la primera entrega esta secuela nos brinda espectaculares escenas de acción usando incluso en algún momento el low motion para remarcar aún mas la acción.