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España España · Sevilla
Voto de Musiczine:
7
Drama La película trata la historia de un padre y su hijo y está contada desde el punto de vista del chico, un adolescente de 16 años, quien en ese momento de su vida decide dejar de lado lo que su padre tiene proyectado para él y tomar su propio camino. (FILMAFFINITY)
12 de febrero de 2014
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La adolescencia como terreno dramático sobre el que indagar cinematográficamente es uno de los campos narrativos sobre los que muchos cineastas han aportado su versión. Celina Murga aporta con LA TERCERA ORILLA una notable incursión en este núcleo temático. Un joven de 18 años es el protagonista absoluto de este sincero retrato que, gracias a la formidable descripción de las singulares circunstancias familiares que rodean al muchacho, poco a poco, va escorando su interés hacia el abordaje de otro gran corpus argumental como es el de la dificultad de las relaciones paterno filiales.

Nicolás comparte hogar con su madre y dos hermanos menores (Andrea, que está a punto de cumplir 15, y el pequeño Esteban). Su padre, Jorge, no vive con ellos. Es un reputado doctor que está casado con otra mujer, con la que tiene otro hijo. Pese a esa circunstancia, las relaciones entre todos los miembros de la familia es, en apariencia, muy cordial. Jorge mantiene un contacto casi diario con ellos. La primera escena del film, precisamente, nos presenta a los cuatro hijos jugando afablemente en el jardín de la casa de la madre de Nicolás.

LA TERCERA ORILLA pertenece a esa clase de films en la que lo más importante es la elección, por parte de su realizador, del punto de vista desde el cual se cuenta la historia, para a partir él escrutar obcecadamente tanto el universo observado por éste como el universo íntimo de sus intuidos pensamientos personales. Murga descarga esa responsabilidad en la observación callada, circunspecta, fija, obediente y cauta de Nicolás. El joven se convierte en el instrumento mediante el cual el espectador deberá acceder a indagar en los posibles malestares que anidan en su entorno. Lo más destacable de la forma que impone la directora para llevar a cabo esta imposición es cómo adecua la tonalidad del relato a la personalidad silente, atenta y enjuiciadora del protagonista.

Murga dispone una muy verosímil naturalidad escénica para responder el envite de un guión no muy profuso en acontecimientos y sí, en cambio, lleno de observaciones calladas. La historia avanza a través de lo que contempla el protagonista. De ahí que, debido a su naturaleza poco extrovertida, quede privilegiado un acercamiento intuitivo, asimilador, y meditabundo a lo que, de forma cautelosa y firme, va a ir revelándose como el verdadero meollo dramático tratado por el film: la relación del padre con el entorno familiar.

La película hurga en esa paz convenida por todos que es aceptar que Jorge imponga su voluntad de forma muy sibilina en un orden familiar, al que abandona para ir a vivir a otra morada todos los días. El retrato que va a ir emergiendo de la figura paterna es muy meticuloso. Murga lo define escenificando sin subrayado alguno pequeños detalles captados por la mirada del hijo mayor: el olvido del cumpleaños, su afán porque sea médico, la imposición de hacerlo encargado de la finca, la orden de pegarle un tiro a un cerdo moribundo, la visita inesperada a un club de alterne, el llanto de la madre, la defensa de su hermanastro…

El mayor acierto de LA TERCERA ORILLA es el rigor y la coherencia de ese planteamiento que evita frontalmente la escenificación de enfrentamiento alguno para significar el malestar instalado , secreto, no verbalizado que supone la influencia paterna en un hogar sobre el que no quiere de dejar de ejercer su poder. Hay un dolor no dicho que envenena frágilmente. El silencio acumulado resuena en el adusto gesto de Nicolás. El espectador se ve en la obligación de asumir las acciones contempladas en calidad de argumentos aprehendidos por la paciencia a punto de resquebrajarse del protagonista. La cámara de Murga se muestra siempre presta a la captura de esos pequeños detalles reveladores del comportamiento paterno y del acceso a una comprensión distinta de los hechos por parte de un hijo. Una película meticulosa, transparente en apariencia, y rigurosa en exigencias y resultados.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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