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Voto de Sines Crúpulos:
1
7,0
56.630
Bélico. Drama
Año 1940, en plena 2ª Guerra Mundial. En las playas de Dunkerque, cientos de miles de soldados de las tropas británicas y francesas se encuentran rodeados por el avance del ejército alemán, que ha invadido Francia. Atrapados en la playa, con el mar cortándoles el paso, las tropas se enfrentan a una situación angustiosa que empeora a medida que el enemigo se acerca. (FILMAFFINITY)
3 de septiembre de 2017
66 de 91 usuarios han encontrado esta crítica útil
Su única cualidad: no llenar la pantalla de megaestrellas.
Su peor defecto: alargar tanto el suspense que revienta antes de su resolución. Bueno, quizás es peor que corta las escenas justo cuando un personaje se queda mirando en plan "madre mía, lo que viene por allí". Funde en negro y cartelito: continuará... dentro de seis minutos. Así toda la peli.
Su peor defecto: alargar tanto el suspense que revienta antes de su resolución. Bueno, quizás es peor que corta las escenas justo cuando un personaje se queda mirando en plan "madre mía, lo que viene por allí". Funde en negro y cartelito: continuará... dentro de seis minutos. Así toda la peli.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Varias tramas se suceden en el mismo terreno, una especie de plató marítimo gigante donde transcurre todo, que no es mucho, con Nolan en la portería y la estupidez humana en los laterales y centro de la defensa.
En la delantera, Kenneth Branagh, representando a la selección inglesa, se pasa la peli en una esquina del muelle tarareando poemillas de Shakespeare. Por cierto, que se les ha olvidado pinchar la Marsellesa cuando ya se pira todo el mundo y el Bragath dice épicamente “yo me quedo aquí, para sacar también a los franceses”. A continuación saca una calavera del abrigo y sigue recitando versos de William, que es lo que a él le gusta.
Y porqué no hablar de las filas indias de soldados en la orilla, esperando durante no se sabe cuántas horas, que sube y baja la marea, les bombardean, se hunden barcos (toda la peli es así), caen aviones (toda la peli es así) y ellos siguen ahí, guardando formalmente la cola. Genial.
El partido transcurre en un intercambio continuo de ráfagas de disparos y musiquilla heroica. ¡Rafagazo! ... musiquitaa... ¡Rafagazo! ... musiquitaa... y así están toda la peli los centrocampistas dando el coñazo.
Todo este batiburrillo americanoide sería perdonable y se podría pasar página, olvidar el rato y darle un aprobadillo raspado por las imágenes y la acción, que no sé, parece que los chavales se lo han currao y se han dejado mucha pasta en el proyecto. Y por darle una propinilla a los de la orquesta, pobrecillos, que se han dado una buena paliza.
Pero hay dos escenas que hacen innegociable el suspenso rotundo y la calificación de basura.
La primera es, evidentemente, la de los barquitos ingleses al rescate. Los oficiales con el lacrimal húmedo, los soldados riendo y jaleando, mientras los inglesitos en sus barquitos miran al infinito, y la música eleva y eleva el tono. En fin, ya os la podéis imaginar. Se rumorea que Nolan quería añadir un grupillo de enfermeras escuchando el emotivo momento por la radio.
En fin, damas y caballeros, estas escenitas han funcionado siempre en el cine, ¿qué se puede decir?
En el mismo tono, pero más descarado, transcurre la segunda escena: los soldados vuelven en tren y uno no para de decir que vuelve avergonzado por salir echando patas de la playa, que no se va a atrever a mirar a la gente a la cara, que les van a escupir al pasar, etc. Incluso uno compra un periódico y lee el titular: “las guerras no se ganan evacuando”.
Vamos a ver: ¿quién no sabe lo que va a ocurrir a continuación? Es obvio. Entonces esa manipulación ¿a cuento de qué? Pero la gente es muy maja, y lo pasa por alto, no les importa que el director haga eso; incluso lo prefieren, se les ve felices. A mí me da por culo, que queréis que os diga. Me jode un huevo.
Ah, ¿y el chaval que resbala en cubierta y se mata? Pa mear y no echar gota, no me digas, qué mala suerte. Es un momento trascendental no sólo para la película, sino para la historia y el devenir de la humanidad.
En fin, que aquí el único que ha evacuado, y a lo grande, ha sido el señor Nolan. Lo más sorprendente ha sido la reacción de la gente, disfrutando del producto como moscas verdes. Qué asco.
En la delantera, Kenneth Branagh, representando a la selección inglesa, se pasa la peli en una esquina del muelle tarareando poemillas de Shakespeare. Por cierto, que se les ha olvidado pinchar la Marsellesa cuando ya se pira todo el mundo y el Bragath dice épicamente “yo me quedo aquí, para sacar también a los franceses”. A continuación saca una calavera del abrigo y sigue recitando versos de William, que es lo que a él le gusta.
Y porqué no hablar de las filas indias de soldados en la orilla, esperando durante no se sabe cuántas horas, que sube y baja la marea, les bombardean, se hunden barcos (toda la peli es así), caen aviones (toda la peli es así) y ellos siguen ahí, guardando formalmente la cola. Genial.
El partido transcurre en un intercambio continuo de ráfagas de disparos y musiquilla heroica. ¡Rafagazo! ... musiquitaa... ¡Rafagazo! ... musiquitaa... y así están toda la peli los centrocampistas dando el coñazo.
Todo este batiburrillo americanoide sería perdonable y se podría pasar página, olvidar el rato y darle un aprobadillo raspado por las imágenes y la acción, que no sé, parece que los chavales se lo han currao y se han dejado mucha pasta en el proyecto. Y por darle una propinilla a los de la orquesta, pobrecillos, que se han dado una buena paliza.
Pero hay dos escenas que hacen innegociable el suspenso rotundo y la calificación de basura.
La primera es, evidentemente, la de los barquitos ingleses al rescate. Los oficiales con el lacrimal húmedo, los soldados riendo y jaleando, mientras los inglesitos en sus barquitos miran al infinito, y la música eleva y eleva el tono. En fin, ya os la podéis imaginar. Se rumorea que Nolan quería añadir un grupillo de enfermeras escuchando el emotivo momento por la radio.
En fin, damas y caballeros, estas escenitas han funcionado siempre en el cine, ¿qué se puede decir?
En el mismo tono, pero más descarado, transcurre la segunda escena: los soldados vuelven en tren y uno no para de decir que vuelve avergonzado por salir echando patas de la playa, que no se va a atrever a mirar a la gente a la cara, que les van a escupir al pasar, etc. Incluso uno compra un periódico y lee el titular: “las guerras no se ganan evacuando”.
Vamos a ver: ¿quién no sabe lo que va a ocurrir a continuación? Es obvio. Entonces esa manipulación ¿a cuento de qué? Pero la gente es muy maja, y lo pasa por alto, no les importa que el director haga eso; incluso lo prefieren, se les ve felices. A mí me da por culo, que queréis que os diga. Me jode un huevo.
Ah, ¿y el chaval que resbala en cubierta y se mata? Pa mear y no echar gota, no me digas, qué mala suerte. Es un momento trascendental no sólo para la película, sino para la historia y el devenir de la humanidad.
En fin, que aquí el único que ha evacuado, y a lo grande, ha sido el señor Nolan. Lo más sorprendente ha sido la reacción de la gente, disfrutando del producto como moscas verdes. Qué asco.