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España España · Córdoba
Voto de Nati Serena:
6
Drama Esta película está basada en una historia real que tuvo lugar en 1971, cuando el profesor de Stanford Dr. Philip Zimbardo creó lo que se convirtió en uno de los experimentos sociales más impactantes y famosos de todos los tiempos: en unos días fue capaz de convertir a un grupo de ciudadanos de clase media en gente sádica por un lado y víctimas sumisas por otro. (FILMAFFINITY)
17 de enero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos ante un filme basado en un experimento real que ocurrió en la Universidad de Stanford (California) en 1971 y fue realizado por un profesor de psicología, Philip Zimbardo. Para analizar la naturaleza de la maldad humana seleccionó una serie de participantes voluntarios masculinos -veinticuatro estudiantes universitarios- a los que se les pagaba unos 15 dólares diarios (equivalente a noventa dólares en la actualidad) y se les encerraba en una cárcel ficticia, es decir, una simulación de esta en el sótano de una universidad. Para dicho experimento se establecieron unas pautas muy simples: estos voluntarios tenían que actuar o bien de carceleros o bien de prisioneros según el rol que se hubiese seleccionado para ellos aleatoriamente. Mediante este proyecto sociológico -considerado un experimento de campo y no un experimento científico- trataba de estudiar el comportamiento de los individuos ante situaciones límite donde la autoridad y el poder iban a tener gran importancia, llevando a ciertas personas al abuso sobre el resto, comprobando así la existencia de un equilibrio ético y mostrar las lindes a las que puede llegar el ser humano, tratando de arrojar luz sobre la cuestión de si los seres humanos somos buenos por naturaleza y es la sociedad quien nos lleva al caos.

Al ser un filme que utiliza un espacio tan definido y cerrado como la cárcel donde no se puede realizar gran virtuosismo de planos cinematográficos, la interpretación de los actores es uno de los aspectos más importantes del filme ya que en los diferentes planos cortos que nos muestra la película (planos medios y primeros planos), la expresividad de los rostros es primordial, utilizándose los planos más amplios (planos americanos y planos generales) para contextualizar las diferentes acciones de los personajes. En cuanto a un análisis más estético encontramos que la caracterización de los personajes es muy importante ya que nada más entrar los sujetos los separan en dos grupos -encontrando desde este momento una rápida identificación de los sujetos con su rol asignado, sobre todo en la aceptación de las vejaciones- y mientras a los carceleros se le da un uniforme estándar, a los prisioneros los hacen despojarse de todas sus pertenencias, tratando de despersonalizarlos al darle unos atuendos que, como indican, “parecen vestidos de mujer” y a ponerse una media en la cabeza para simular una cabeza rapada. Esto junto a la desnudez utilizada como humillación y la desindividualización y deshumanización al llamarlos por sus números y no por sus nombres hacen crear cierta desorientación y agotamiento desde el inicio del filme, la cual es utilizada para reforzar aún más la tensión que lleva a los sujetos a situaciones caóticas mediante este elemento de control basado en el vestuario. Otro elemento que también nos ha llamado la atención dentro del vestuario se trata de las gafas de sol que la mayoría de guardias llevan puestas, las cuales sirven para evitar el contacto visual y reforzar aún más la superioridad de sus figuras.

The Stanford Prison Experiment se trata pues, del tercer intento de llevar dicho experimento real -más tarde presentado en el libro de Philip Zimbardo El efecto Lucifer en 2007- a la gran pantalla tras Das Experiment (Olivier Hirschbiegel, 2001) y The experiment (Paul Scheuring, 2010), tratándose de la adaptación más fiel de los hechos ocurridos donde podemos comprobar al igual que en la novela El señor de las moscas (Lord of the Flies, William Golding, 1954) cómo la ruptura de los valores morales establecidos llevan a la degeneración, planteando así una serie de preguntas al espectador durante el visionado -y tras este- sobre la delgada línea entre el bien y el mal, la amoralidad humana y las implicaciones éticas de esta, hechos que solemos encontrar en los centros penitenciarios pero que a veces los traspasan mediante el abuso sistemático y la negación de los derechos humanos.

Enlace blog: https://paradigmamedia.org/experimento-en-la-prision-de-stanford-otro-caso-mas-de-abuso-de-poder/
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nati Serena
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