Otra de las novelas que me ha acompañado estos días de asueto veraniego ha sido "Asesinato en la calle Hickory", escrita por Agatha Christie en 1955. La prolífica escritora británica es otra de las que jamás defraudan, aunque no se trate en este caso de una de sus mejores obras.

Como muchas veces hago, busco si hay adaptación cinematográfica o televisiva, y me pongo a verla ipso facto...

He de decir que en la versión TV se ha simplificado bastante la trama, eliminando a muchos secundarios y allanando situaciones para que al espectador le sea más fácil seguir el hilo. Esto hace que algunas cosas chirríen un poco cuando uno ve la peli, aunque en lo más básico se mantiene la estructura de la novela y, sobretodo, se mantiene esa atmósfera de misterio "a la inglesa", con su "asesino de guante blanco" (si se acepta el neologismo) y su lista cerrada de sospechosos, en este caso los estudiantes de una residencia... Todo muy correcto y "polite".

Agatha Christie creía que la mejor receta para el éxito de una novela policíaca se basaba en que el detective nunca debía saber más que el lector y bajo esa premisa "Asesinato en la calle Hickory" cumple, aunque no fascina.