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Voto de cherburgo:
6
6 de febrero de 2018
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El otro día estaba releyendo la Despertaferro nº 18, dedicada a las cruzadas (Despertaferro es una publicación sobre historia militar antigua y medieval que recomiendo a todos los aficionados a la Historia), y me entraron ganas de ver alguna peli sobre las Cruzadas, llegando a esta superproducción del siempre inefable Cecil B. DeMille.
Hay que señalar que el film versa sobre la Tercera Cruzada (1187-1191 d.C.) y más concretamente sobre el romántico rey Ricardo Corazón de León encarnado aquí muy efectivamente por Henry Wilcoxon que enfundado en su cota de malla no deja de recordarnos al sin par Capitán Trueno de Ambrós. Es clavado, macho.
La peli se permite bastantes licencias históricas y da una exagerada importancia al personaje de Berenguela de Navarra. Nos deja un rey Ricardo valeroso y arrojado, violento y un tanto zafio (por supuesto no dice nada sobre su homosexualidad y su afición a las violaciones) y un Saladino noble, inteligente y justo, tal y como ha quedado retratado para la historiografía actual.
Las batallas tienen la épica que precisa una producción de estas características. Se nota que hay pasta detrás del diseño de decorados y vestuario, y los personajes adolecen a veces de cierto "postureo", pero bueno, es lo que tienen estas películas épicas de la época.
Hay que señalar que el film versa sobre la Tercera Cruzada (1187-1191 d.C.) y más concretamente sobre el romántico rey Ricardo Corazón de León encarnado aquí muy efectivamente por Henry Wilcoxon que enfundado en su cota de malla no deja de recordarnos al sin par Capitán Trueno de Ambrós. Es clavado, macho.
La peli se permite bastantes licencias históricas y da una exagerada importancia al personaje de Berenguela de Navarra. Nos deja un rey Ricardo valeroso y arrojado, violento y un tanto zafio (por supuesto no dice nada sobre su homosexualidad y su afición a las violaciones) y un Saladino noble, inteligente y justo, tal y como ha quedado retratado para la historiografía actual.
Las batallas tienen la épica que precisa una producción de estas características. Se nota que hay pasta detrás del diseño de decorados y vestuario, y los personajes adolecen a veces de cierto "postureo", pero bueno, es lo que tienen estas películas épicas de la época.