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Voto de Rapeman:
9
Thriller. Drama. Comedia Tras el fracaso de una operación, dos asesinos a sueldo, Ray (Colin Farrell) y Ken (Brendan Gleeson), reciben la orden de su jefe Harry (Ralph Fiennes) de abandonar temporalmente Londres y trasladarse durante algún tiempo hasta que se calmen las cosas a la ciudad de Brujas, en Bélgica. (FILMAFFINITY)
6 de agosto de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tragicomedia hecha a la medida de sus excelentes protagonistas que crean unos personajes aunque desconozco si creíbles sin ninguna duda entrañables que pululan sin ¨nada¨ que hacer en una ciudad de cuento de hadas pero que de todas formas no dan oportunidad para el aburrimiento. La trama arranca de algo bastante anódino, un par de asesinos a sueldo se ven de alguna forma desterrados a la preciosa ciudad de Brujas (porqué no Nueva York o París?) a priori el sitio menos indicado de Europa para mover en pantalla una trama criminal. A priori están esperando un ¨trabajo¨ para lo que deben parecer meros turistas pero no tardarán mucho en complicárseles las cosas precisamente por el mismo motivo por el que son enviados.

Durante toda la película veremos una especie de recorrido por la ciudad de Brujas en el que se mezcla lo más típico y habitual en éstas ciudades y el transfondo subterraneo que también hay como en todos los sitios en los que se mueve dinero del turismo dando lugar a situaciones tanto violentas como surrealistas que a menudo desencadena el personaje de Colin Farrell que en ésta película está en su salsa interpretando a un vivalavirgen caprichoso y semialcohólico (siempre ha fomentado esa imagen en la vida real) secundado (o no) por un Brendan Gleeson que le hace de freno para que no se meta en líos (misión fallida en ese aspecto). El triángulo interpretativo está rematado por un un tanto sobreactuado Ralph Fiennes que se descuelga momentaneamente de su contenida imagen dando vida al jefe capullo y malhablado de los otros dos que guarda una misión secreta que será desvelada en el último tercio del filme.

Con una ciudad de Brujas bastante fría de día y más cálida de noche producto de los omnipresentes focos de las ciudades con cascos antiguos que las iluminan como decorados (al fin y al cabo son eso, decorados para turistas) nos encontramos con una película a la que a más de uno no le costará soltar una lagrimita tanto por las emotivas actuaciones de los actores principales (uno llega a sentir pena por el pobre Colin) como de la preciosa música que lo impregna todo y proyecta una tristeza que se esparce como una niebla por toda la película. No se puede decir que sea una película triste si no una película en la que hay una tristeza porque sabemos que los protagonistas están atrapados de formas diferentes y ni todos los cisnes ni todas los parque con o sin ¨recovecos¨ son capaces de levantar el ánimo aunque no faltarán situaciones que saquen algunas sonrisitas a los espectadores.

Olvidé decir que es posiblemente una de las películas más infravaloradas de la pasada década. Mientras hay películas de 8 o más de las que he olvidado absolutamente todo de ellas tras unas semanas de verlas desde que dí con ella saboreo a menudo muchas de sus escenas (tanto las tristes como las divertidas) como algunos de sus diálogos (muy bien confeccionadas) que se encuentran entre los más brillantes de su género y que me recuendan bastante a los de las películas de los hermanos Cohen. Es una cosa curiosa de ésta película y es que al principio me parecía de ellos tanto por su banda sonora (del mismo compositor que frecuentan) como por los diálogos con tantos ¨recovecos¨ (sic).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Rapeman
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