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Voto de Lafuente Estefanía:
7
Drama El dueño de un edificio de viviendas decide poner en la calle a sus inquilinos para vender el solar. La negativa de los afectados a desalojar sus casas hace que el casero, asesorado por su amante, contrate a un matón: el Bruto. (FILMAFFINITY)
28 de agosto de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Andrés Cabrera (Soler) es un atildado anciano propietario de una casa comunal donde malvive un montón de familias que quiere echar a la calle para vender el inmueble. Jurídicamente debe asistirle la razón pues acude a anunciar el desahucio con mandamiento judicial y acompañado de la policía.
El caso es que los vecinos no están por la labor y, bajo la dirección de Carmelo González (Meyer) y otros tres amigos, todos a una como en Fuenteovejuna, se oponen a dejar sus casas.
Cabrera está preocupado por el negocio y lo comenta con su querida, la bella Paloma (Jurado), cuando está arreglando sus plantas. Significativamente ella corta con una tijera los tallos de las cuatro flores más altas. Es la misma imagen de la Campana de Huesca cuando Ramiro II el Monje cortó las cabezas de los doce nobles que se oponían a su voluntad. Aquí se nota la mano de Buñuel en el guion.
Siguiendo el consejo, Cabrera encarga a Pedro el Bruto (Armendáriz) "presionar" a los cuatro cabecillas de la oposición vecinal y lo manda a vivir a su misma casa.
Estamos pues ante una cinta que bien podemos considerar de realismo social, donde se muestra con todo lujo de detalles la sordidez y pobreza de los barrios bajos de la ciudad de México. Casas miserables con montones de ancianos encamados y fumadores. En este sentido parece una clara continuación de "Los olvidados".
Pero hay más. Hay también su parte de melodrama. Paralelamente se narra la incontrolada pasión de Paloma hacia el vigoroso Bruto al que seduce una y otra vez. Mientras tanto este en su papel de matón despacha a Carmelo y conoce más tarde a su hija Meche (Arenas). El amor que empieza el Bruto a sentir por esta le ayudará a perder su rudeza y a entender el triste papel que socialmente está desempeñando. La crisis se desencadenará cuando Paloma conozca estos amores y acuse a Pedro de forzarla.
¿Y no recuerda la parte melodramática a "El Graduado" (1967, M. Nichols)? ¿No juega Ben Braddock (Hofman), el joven licenciado seducido y embrutecido por el sexo un papel muy parecido a Pedro? ¿No es acaso Paloma la versión buñueliana de Mrs. Robinson (Bancroft) que, despechada al verse abandonada, destapa el escándalo de sus relaciones adúlteras? ¿Y Meche? Lo mismo que allí ocurre con Elaine (Ross), la sinceridad de su amor por Pedro va a liberarlo de la brusca esclavitud a que está sometido por los Cabrera.
Realismo social perfectamente combinado con el melodrama. Con alguna crítica hacia la picaresca de los bajos fondos donde no faltan tampoco los vagos que abusan de la "Flojitis aguda".
Buen guion y excelente realización que destaca la complejidad de las personalidades de los protagonistas. Sobre todo de Paloma, egoísta, dominadora, embustera. La ambivalencia del viejo Andrés que echa a la calle sin contemplaciones a sus vecinos mientras ofrece limosnas a los pobres que acuden a él. ¿Doble moral? La delicadeza que poco a poco va adquiriendo el Bruto de la mano de la bondadosa Meche.
Rodada preferentemente por la noche, abundan las escenas con sombras que se proyectan o los primeros planos de gran expresividad. Todo dentro de medios técnicos bastante limitados.
Algunas escenas sanitarias como la dosificación con cuentagotas de la medicina al comienzo, la recomendación de tomar aspirinas para el dolor de cabeza o la clínica donde curan a Pedro las heridas.
No faltan los típicos guiños zoológicos buñuelianos, en este caso representados por las canales de reses vacunas que se alinean en el matadero, una gallina con el cuello retorcido y otra de mirada retadora.
Una buena película que recomendamos.
Lafuente Estefanía
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