"Un puto témpano de hielo". Así es como definen a Mason (Statham) sus compañeros de trabajo en los furgones blindados, témpano que con su mirada gélida mata sin titubear a los asaltantes o a quien se ponga por delante. Su personaje.
Cinta de acción que no deja tiempo para definir mínimamente a los personajes.
De una parte un grupo de antiguos marines ahora honorables padres de familia reconvertidos en violentos atracadores y asesinos. No queda clara la explicación de tan brutal metamorfosis. Como tampoco la presencia en la otra parte del agente King (García) que parece pasaba por allí.
La acción por la acción, lo de menos es justificarla.
Todo con los imprescindibles saltos temporales que se avisan con subtítulos para que el espectador preste atención y no se pierda.
Otra vez "Orlando furioso", muy furioso, pero con Statham en el papel del caballero de Ludovico Ariosto.
Para pasar el rato.