O de la luna pálida del gran Mizoguchi (1953). Nos ha gustado la "Balada" de los Coen con sus seis capítulos que no son tan irregulares como se dice. Que tienen su hilo conductor dentro de su variedad, con una forma muy particular de mostrar "el otro Oeste", esa cara oculta de la luna pálida que jamás podemos ver desde aquí, que nunca vemos en los westerns habituales.
Seis preciosos y precisos cuentos, seis. Cada uno con su tema, con su título, con su toque particular, pero también con una visión de conjunto que da un resultado armónico, coherente. Triste también, como lo son las grandes baladas. Vaya alguna apostilla a cada uno de ellos.
En el primero que da nombre a la cinta se trata el mundo del pistolerismo con tonos musicales y de comedia, como la cita de la "táctica arquimédica" en alusión de las leyes de la palanca del sabio de Siracusa. Contra el resto de opinantes es el que menos nos ha gustado.
Hay asaltantes de bancos y cuatreros en el segundo de los cuentos, que incluyen remedios para las heridas como el emplasto de hojas maceradas en orina o la presencia de un frenólogo o psiquiatra en la ciudad.
El profesor Harrison, el Tordo sin alas y su Club de pensamiento silencioso, pese a su brillante elocuencia pierde en la tercera entrega la batalla de la popularidad ante la gallina calculadora y su "Humor pitagórico". Impresionante narración centrada en los charlatanes de carromato.
El cañón de oro es el paisaje paradisíaco no hollado nunca por el hombre ... hasta que llega el buscador de oro. Los peces y los renos se retiran para retornar a su territorio una vez el minero abandona su búsqueda. La naturaleza recupera otra vez el equilibrio.
Las caravanas o naves de la pradera en su camino hacia Oregón muestran la fragilidad oculta de aquellos pioneros de leyenda, su inseguridad "tan apropiada para las cosas de este mundo". Como ese tísico cuya tos no reacciona frente a jarabes o elixires, "Es una tos nerviosa y el sistema nervioso se extiende por todo el cuerpo. Lo he visto en una lámina". Espeluznante el desenlace.
Y finalmente la presencia directa de la muerte a bordo de la diligencia para cerrar la narración. Por si habíamos tenido poca en los cuentos anteriores. "La vida es cambio" y a la hora de la verdad de poco sirven "Sales o pastillas de mercurio blanco en las alteraciones nerviosas".
Técnicamente impecable en todo con una cuidadísima puesta en escena, la obra muestra encuadres ajustados al milímetro, lo mismo que el uso mizoguchiano de los claroscuros, de la iluminación y de las sombras.
Guion sobresaliente, homogéneo dentro de la variedad temática. Sobresaliente también el pulso narrativo, con desenlaces inexorables dominados por el drama. Personajes poderosos, profundos, poco vistos dentro del género. Interpretaciones a la altura del resto de la obra.
En fin, una notable película que recomendamos ver como un todo, sin que nos preocupe demasiado su presentación en forma de capítulos.