Es lo que tienen esas comedias americanas tan deslumbrantes, tan estupendas, que al final tienen un humor raro que no entiendes. Al menos nosotros.
La cosa empieza con un matrimonio, y cuando una obra tiene ese arranque sabes de sobra que la boda no acaba bien ... si es que se produce.
Pentágono amoroso con tres superestrellas en los vértices. Tracy (Hepburn), novia acaudalada un tanto soberbia y ex del mundano Dexter (Grant) que brilla en su papel donjuanesco. ¿El novio? naturalmente el rico empresario hecho así mismo pero algo bobo, George (Howard). Al final quedan dos periodistas de sociedad que se cuelan en la boda, Macauly (Steward) y Elizabeth (Hussey).
Lo demás, enredos bien hilvanados en el guion y ese fraseado ametrallador tan característico de la comedia americana, ¡Ra-ta-ta-ta ...!, con contestaciones que se superponen a las preguntas mientras el espectador no ha tenido tiempo de asimilarlas aun.
Un "gran Grant", bien Hepburn y flojo Stewart, tan buenazo siempre que es incapaz de dar la talla con dos copas de más.
Película recomendada a los amantes de la alta comedia americana. Con reparos al resto.