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Voto de Lafuente Estefanía:
9
Western Western ambientado en la América pionera sobre las relaciones que se establecen entre Cole Harden, un vaquero honesto, y Roy Bean, un juez caprichoso y de singular moralidad. Notable duelo interpretativo que le valió el Óscar al gran Walter Brennan. (FILMAFFINITY)
21 de enero de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un forastero que va de paso llega al pueblo. Desmonta, entra en la taberna y se enfrenta a los matones del lugar. Una joven agraciada observa.
Esquema argumental que se repite en cientos de westerns y de las novelas populares que llevan nuestra firma. El mismo que vamos a ver en esta cinta, que bien poco tiene de original en esto.
La novedad en este caso llega de la mano del juez Roy Bean (Brennan), un hombre que impone su ley sobre la base, no de sus conocimientos jurídicos, ni siquiera de su sentido de la justicia, sino de su labia, de su poder de de convicción. Basado en su olímpica autoridad y a falta de otros jueces dicta sus sentencias espurias, a menudo la horca, sobre todo contra quienes osan enfrentarse a los ganaderos. Estamos en la frontera.
La vieja lucha entre Caín y Abel, entre ganaderos y agricultores, con sabrosas frases del tipo: "Está usted acusado de matar una vaca. -Pero si yo apuntaba al hombre. -¡Mala suerte, ahórquenlo"!, "¿Qué tal la ejecución? -Nada, no se le estiró el cuello ni un palmo".
Pero Roy tiene también su punto débil: el amor platónico que siente por la famosa artista Lilie Langtry, el Lirio de Jersey, "La prefiero a todo el estado de Texas". Circunstancia que sabrá explorar y explotar Cole Harden (Cooper), "El forastero".
La película es todavía de esas que conceden al productor el honor de figurar al final los créditos por delante del director.
Western clásico, coral, pero teñido de vez en cuando de esos tonos cómicos tan característicos del director o de otros que destilan puro romanticismo.
Puro Wyler en escenas sublimes como los diálogos sobre Lillie entre Roy y Cole cuando este acaba de ser condenado a la horca en un juicio tabernario, como los múltiples detalles que delatan la ingenua fortaleza de la pasión del juez por la artista, como en la entrega del preciado mechón de cabello, "Sé bien lo que sientes, hijo".
Y todo eso en medio de un auténtico duelo actoral entre Cooper y Brennan en el que este acaba llevando la mejor parte. Impresionante las tonalidades que adquiere su rostro, el brillo de sus ojos cuando evoca a su lejana amada.
Excelente también el resto del reparto con nombres sonoros como Wills, Andrews, Tucker, Bond o Halton. Este último en el papel de dentista, enterrador y embalsamador, "¡Apártate de mí, hueles a formol!"
Bien rodada, destaca especialmente el verismo de las imágenes de los incendios.
Una gran película que nadie debería perderse. Pecado mortal para los aficionados al western que dejen de verla.
Lafuente Estefanía
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