Cinta de aventuras en todo el sentido del término. Aventuras, además, por los más variados ambientes, desde las altas montañas de Norteamérica donde se cazaban los mejores castores, hasta los desiertos del norte de África junto a los puertos mediterráneos donde atracaban los piratas berberiscos, pasando por las calles del bello París.
Todo empieza con la llegada de un apuesto trampero a la ciudad para vender sus pieles, Jason Starbuck (Chandler), y el enamoramiento súbito de la joven Roxana Reil (Fleming). Un amor que deberá superar las barreras de las distancias sociales y geográficas, pero también de la esclavitud en el serrallo del sultán de Marruecos.
Argumento rocambolesco, superficial, con situaciones muy poco verosímiles, acción continua, personalidades poco profundas, correcta ambientación en la primera parte cuando la obra se desarrolla en el Oeste, ya mucho menos rigurosa al hacerlo en la zona mediterránea donde abundan las odaliscas orientales con sus vestimentas vaporosas y con sus gasas multicolores.
Película que entretiene, con algunas escenas interesantes como la carrera de caballos del principio o las luchas y los abordajes navales, pero que a la vez nos hace sonreír un poco por su simpleza y por la candidez de nuestra infancia que se extasiaba ante este cine de aventuras.