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Voto de Lafuente Estefanía:
7
Western. Romance "Trampas" es un vaquero que lidera una banda de ladrones de ganado. El Virginiano se enfrenta a un dilema cuando descubre que su mejor amigo pertenece a esa banda. (FILMAFFINITY)
10 de junio de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bennington (Vermont), 1885. La joven maestra Molly Wood (Britton) toma el tren con rumbo al Oeste dejando a su madre y a su novio. No ha sacado plaza para tener un destino más próximo, pero no le importa, desea cambiar de aires y para ello nada mejor que partir a un lugar lejano. En su fuero interno sabe que no va a regresar.
Mientras repasa en el tren complejas fórmulas de quebrados, el revisor la tranquiliza diciéndole que en el Oeste se conforman en la escuela con "Saber contar hasta cien".
El recibimiento es por todo lo alto. Maestra y guapa todos tratan de halagarla, pues viven "en un lugar donde por cada vaca hay cien toros". Pronto toman la delantera el Virginiano (McCrea), su amigo Steeve Andrews (Tufts) y el retorcido Trampas (Donlevy).
Además del aspecto amoroso, la cinta trata también de robos de ganado. Sin embargo lo más importante para nosotros es el contraste de puntos de vista que se da entre una audaz maestra que llega del Este, con esa extraña mezcla de ternura y de dureza que se da en las gentes de la frontera.
Acierta el guion y la dirección con llevar hacia allí la trama argumental, alternando escenas que muestran el sentido caballeresco y la delicadeza de los vaqueros, como se aprecia en la fiesta de bienvenida con sus bailes y agasajos, con la tremenda imagen del ahorcamiento de los cuatreros.
El choque es fuerte para la joven maestra de Vermont que no entiende el orgullo, el sentido del honor y de la ley de las tierras de frontera. Gente dura que debe tomar decisiones trascendentales en unos pocos minutos, que debe contar también hasta cien antes de ejecutar actos que sabe que son irreversibles.
Personajes complejos, bien desarrollados que muestran, como el Virginiano, esa doble faceta de sensibilidad y de sentido del deber y de la responsabilidad. También Steeve, simpático y tarambana. Pero sobre todo Molly, maestra, a veces un tanto cruel, que demuestra en todo momento una fuerte personalidad y tener las ideas claras. Gran interpretación de estos tres, lo mismo que los secundarios.
En cuanto a la música destacamos las baladas de guitarra con que se abre y se cierra la cinta.
Como nos encontramos en Medicine Bow tomamos nota del consejo: "Beber whisky con el estómago vacío emborracha, con el estómago lleno ya no pasa lo mismo". Por lo demás el médico deberá extraer la consabida bala a uno de los heridos.
Una buena película que sirvió de antesala a la serie del mismo nombre que nos entretuvo en nuestra juventud tantas y tantas tardes de sábados felices en blanco y negro.
Lafuente Estefanía
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