Bonito melodrama ambientado en una pequeña ciudad minera que presenta, sobre todo, la singularidad de una Agencia matrimonial para señoritas "bien educadas" que regenta la bella Elizabeth Furham (Fleming), a su vez enamorada del jugador profesional Tenesse (Payne) que está más por el póker que por el amor, como remarcamos en el título de la reseña.
En este contexto hace su aparición un inocentón minero (ni pistolero, ni vaquero como se ha dicho), Cawpoke (Reagan), que salva la vida del tahúr amenazada por una de sus víctimas desplumadas. Este le devolverá el favor quitando de en medio a su interesada "novia" con la que pensaba casarse, pues la conocía bien al ser "uno de sus muchos descartes" anteriores.
Película que en nuestra infancia bien hubiéramos podido considerar despectivamente como "de amor". Y es que el amor juega un papel destacado, pero también la amistad y la soledad. No en vano tanto Tenesse como Cawpoke son dos auténticos solitarios por sus respectivas profesiones de jugador y de minero. De ahí la fortaleza del lazo amistoso que los va a unir para siempre. Una vez más el western, especialmente el de esta época, como escaparate de los mejores valores humanos. ¡Qué diferencia con el de décadas posteriores empeñado en mostrar lo peor de cada uno! Tal vez aquí se halle alguna de las claves del sumidero en el que luego acabará el género con tanta "desmitificación".
Excelente interpretación de los tres autores citados y de algunos secundarios, agradable música y fotografía. Escasos tiroteos y dos o tres peleas regulares. Buen guión y buenos diálogos, como el de la criada escandalizada por tener que servir agua fría como bebida: "¡Agua para el caballero! -¿Para bañarse?" Y hablando de baños y de higiene, un poco cochino si que resulta el guapo Tenesse empeñado en limpiarse las uñas con una navajita en la mesa de juegos o en la cárcel. ¡Con lo atildado que viste siempre!
Resumiendo, una cinta estupenda.