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Voto de piensaencines:
2
Drama. Comedia. Intriga Estado de Nueva York, años setenta. Irving Rosenfeld (Christian Bale), un brillante estafador, y su inteligente y seductora compañera Sydney Prosser (Amy Adams) se ven obligados a trabajar para un tempestuoso agente del FBI, Richie DiMaso (Bradley Cooper), que sin querer los arrastra al peligroso mundo de la política y la mafia de Nueva Jersey. (FILMAFFINITY)
5 de junio de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Diez, Señores y señoras!¡¡Diez nominaciones a los Oscar!!

Si por algún extraño fenómeno paranormal, o alguna intoxicación nuclear, alguien aún creía que el valor de esos premios se medía en méritos, calidad y reconocimiento a las cosas ben hechas, aquí está la prueba de que se mide en dólares.

Una vez más, la maquinaria mercantilista de Hollywood, nos cuela un anillo de plástico y lucecitas de Hello Kitty como si fuera un Cartier de oro y diamantes, y todos, como en el cuento de "el traje del emperador" bramamos y gritamos de gozo mientras nos deshacemos en halagos.

Sí, señores y señoras, lo que está ocurriendo con LA GRAN ESTAFA AMERICANA es como si nos quisieran vender a Bisbal como el sumun de la música lírica, a Belén Esteban como ejemplo de superación o a Jorge Javier Vazquez como la bondad personificada.
No quiero perder demasiado tiempo, mío ni suyo, hablando de esta aspirante a película. Dos horas y treinta y nueve minutos de intento de lucimiento por parte de un director, o aspirante a director, cuyo talento está muy por debajo de su ego. Pero vamos, muy muy por debajo.

La cosa comienza como comienzan ahora casi todas las películas: una escena que pertenece al final del primer tercio de la película; vuelta al principio de la historia para contarnos lo que falta en forma de flashbacks; acaba el primer acto con esa escena que sirve de enlace a los dos siguientes. Vale. Está de moda. Pero eso no quiere decir que siempre funcione. Para eso hay que saber narrar y dominar la narración: O dicho de otro modo, para saber deconstruír una tortilla de patata, primero hay que saber construirla, y lamentablemente no es el caso. Para hacer cocina de autor, hay que ser autor; para hacer cine de autor también.

Si bien es en ese primer tercio, o en parte de él, donde radica el único interés de esta cosa, cuando ya retoman al hilo temporal "lógico" estás tan aburrido, tan desmotivado, tan desconectado y tan poco implicado en lo que ocurre delante de tus ojos, que casi todo el resto se convierte en un continuo mirar el reloj y revolverte en la butaca.

Un arranque efectivo, ágil y brillante que sirve como presentación de los dos protagonistas (deslumbrantes Christian Bale y Amy Adams), y que crea unas expectativas que en poco más media hora, el torpe e incompetente David O. Russell malogra el solito y sin ayuda de nadie. No levanta el vuelo en lo que queda. Y lo que queda es un desfile de situaciones y actores desaprovechados, lugares comunes, falsa complejidad, incapacidad narrativa y nostalgia de postal. Todo ello envuelto en una colección de buenos temas setenteros que ni siquiera ayudan a suavizar el trago.

No hay nada. Un truco barato de prestidigitación con mucha parafernalia para distraer la atención pero sin nada que al final nos sorprenda, nos llene, nos emocione, nos intrigue o nos interese.

Amy Adams y Christian Bale están, como dije, soberbios. Nada nuevo, pues ya sabemos todos lo grandes actores que son. Sin Embargo este aprendiz de director consigue diluir sus papeles en la nada y convertirlos en humo según va avanzando la película.

El papel de Jennifer Lawrence, efectivamente, es un papel de oscar...siempre y cuando le hubieran sabido sacar el potencial que tiene, cosa que no ocurre. Ni ella tiene carne, ni carisma ni entidad suficientes, ni David O. Russell talento para inventarlos.

De Bradley Cooper no voy a hablar, porque llamarle actor sería insultar a la profesión.

Ya el colmo es cuando aparece Robert de Niro haciendo, una vez más, de caricatura de sí mismo. Momento en que debería haberme levantado de la butaca y haber salido del cine. ¡Cómo lamento no haberlo hecho!

El caso es que sin ninguna de esas nominaciones, seguramente "compradas" con las prebendas con que normalmente se compran estas cosas, hubiera pasado como una película fallida más. Y a lo mejor hasta la podíamos haber disfrutado...relativamente, claro. De esta otra forma, la sensación de engaño va creciendo a medida que avanza la película, y si había alguna posibilidad de disfrutar algo de ella, la rabia y el coraje la anulan.

Tenía todos los ingredientes para haber hecho, cuando menos, una buena película. Es paradójico que un director que sí ha sido capaz de arrancar momentos de brillantez absoluta a la gran mayoría del reparto, sea también el responsable único de destruir esas interpretaciones con su torpeza y su incapacidad para reconocer la limitación de su propio talento.

Él, y sólo él, con su pésima dirección ha encajado todas las piezas a golpe de martillo para construir un puzzle sin sentido. Y los avispados productores han cogido ese puzzle de 50 piezas y nos lo han vendido en una caja de uno de 500 piezas. Vamos, lo que se viene a llamar una estafa.

Ahora, señores y señoras, permítanme que no me tome en serio esta película, ni los premios conseguidos, ni los que seguramente va a conseguir.
piensaencines
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