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España España · Madrid
Voto de Alvaro:
8
6,8
3.869
Animación. Drama Japón, año 1963. Umi Matsuzaki es una estudiante de instituto que, en ausencia de su madre, cuida a sus dos hermanos y de su abuela a la par que administra un hostal de estilo occidental, el Coquelicot Manor, en lo alto de una colina y cercano al mar. La chica compagina tranquilamente sus responsabilidades con su vida escolar. Un día conoce a Shun Kazama, miembro del club de periodismo, y Shiro Mizunuma, presidente del consejo de ... [+]
5 de julio de 2012
54 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil saber hasta qué punto llega el trabajo de Gôro Miyazaki y en qué medida habrá interferido su padre, el gran Hayao, en esta segunda incursión cinematográfica del hijo del laureado director nipón tras la discutida 'Cuentos de Terramar' (2006). ¿Ha mejorado Gôro en esta segunda tentativa o son las indicaciones de su padre las que le han llevado a un film mejor? Seguramente haya un poco de todo.

Hablando estrictamente de 'Kokuriko-zaka Kara' estamos ante una buena película. Es más, estamos ante una muy buena película de animación, narrada con soltura y brío, aderezada con una simpática banda sonora, una enérgica puesta en escena, una atmósfera envolvente, una animación que brilla con luz propia y un guión interesante con una historia sencilla pero que tampoco necesita mucho más para que converjan los distintos elementos y resulte un cóctel sorprendentemente atractivo, en la línea de las mejores películas intimistas del estudio, dejadas de lado desde los tiempos de 'Susurros del corazón' (1995) o 'Recuerdos del ayer' (1991).

Todo ese conjunto conforma una 'Kokuriko-zaka Kara' efectiva y probablemente el film más carismático del estudio japonés desde 'El castillo ambulante' (2004) tras varias películas interesantes, con mayor o menos fortuna, pero que todas se alejaban un poco de esa sensación de clásicos "de verdad", de los que te llegan adentro. Un logro muy a tener en cuenta por esta película que sin duda recuerda inevitablemente a 'Susurros del corazón', esa obra de culto del fallecido Yoshifumi Kondô no siempre lo suficientemente valorada, de la cual el trabajo de Gôro Miyazaki toma muchas referencias, dándole sin embargo un estilo propio y toque diferencial que no deja que se quede en el simple homenaje o copia de estilos vacía que sí pudimos ver en su anterior trabajo.

La historia de 'Desde la colina de las amapolas' no es nada del otro mundo, pero ni siquiera le hace falta para transmitir sensaciones y sentimientos de una manera muy notable. Su ambientación y su falta de pretensiones juegan a su favor. Nos traslada a ese Japón de los años 60 entre casas de madera, paz, iluminaciones tenues y puertos en el horizonte. También al ambiente estudiantil de la época, lleno de vida y esperanzas, de pequeñas luchas por conseguir alzar su voz y a la vez la despreocupación de la edad y el descubrimiento en un país que en ese momento miraba al futuro con cierto optimismo y con los ilusionantes Juegos Olímpicos de Tokyo 1964 a la vuelta de la esquina.

Y con una historia que se va desenvolviendo con facilidad, con ritmo y con empatía, 'Kokuriko-zaka Kara' supone un bonito logro del Studio Ghibli, con envoltorio de película pequeña, eso que todos llaman "obra menor", pero que probablemente sea lo mejor realizado por un director en el estudio más allá de Hayao Miyazaki e Isao Takahata, solo por detrás de la imprescindible 'Susurros del corazón'.

Enorme mérito y un canto a la grandeza de la sencillez.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alvaro
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