En una época en la que estamos acostumbrados a ver cómo en la cartelera se suceden continuamente las películas de superhéroes con un sin fin de versiones, segundas y terceras partes y demás repeticiones; el joker es probablemente la película que más necesitábamos ver.

Tiene gracia que sea la historia de un "villano" la que mejor retrate a nuestra sociedad. Una sociedad en la que los los problemas mentales siguen siendo tabú, en la que nadie está cuerdo pero en la que se sigue señalando a los locos, una sociedad en la que lo que más preocupa es que después de ver esta película alguien pueda salir a la calle pintado de payaso.

Todd Phillips sabía muy bien que si quería que el joker fuera lo que ha resultado ser, necesitaba al único actor capaz de hacer que no nos acordáramos todo el rato de Heath Ledger. Y es que parece que Joaquin Phoenix lleva toda la vida siendo Arthur Fleck, concretamente desde Gladiator, cuando vimos cómo con su interpretación de Cómodo ya parecía saber perfectamente qué era eso de ser un incomprendido consumido poco a poco en la locura.

Probablemente Heath Ledger siempre seguirá siendo el joker perfecto pero Phoenix ha demostrado ser el único Arthur Fleck.