El papel de los actores es lamentable. Pocos se salvan de la quema, pero esos pocos parecen ir contagiandose de la estupidez generalizada conforme avanzan los capítulos.
La producción está basada en un derroche de recursos procedentes del al parecer infinito presupuesto de TVE, que ha querido hacer aquí una obra del estado para mostrar a Europa que nosotros también éramos importantes en otros tiempos. Aunque nuestra monarquía ha sido históricamente beata, intransigente y cándida y por supuesto sin un duro.