Un auténtico paso en falso esta secuela de la exitosa WW y por varios motivos. Algunos de los que considero más importantes son los siguiente:

Primero, a nivel de contexto da igual que sean los años ochenta. Podrían haber sido los noventa. E incluso el año 2000. No existe ni un sólo homenaje a esa década. Ni banda sonora ni nada.

Segundo, pese a contar con una actriz ya carismática para el público, le das un guion sobre una piedra de los deseos que parece más de Harry Potter o Indiana Jones que de DC Superhéroes. En ese guion prima la moralina que trae sacrificar lo que tienes por desear más, pero reduciendo la acción a la mínima expresión.

Tercero, traes de vuelta al novio de la película anterior para que ayude a WW a investigar el caso, porque toda una diosa de las amazonas queda relegada ahora a una especie de policía detective.

Cuarto, como intento de antagonista femenina pones a una amiga envidiosa cuyo enfrentamiento particular no sólo se queda con escaso desarrollo, sino que además el escaso combate físico es anodino.

Ver sonreír a Gal Gadot acelera el corazón, pero no es suficiente impacto para disfrutar de una película que si se ha estrellado en crítica no es casualidad.