Siempre que se asiste a la emisión de un remake, se tiene cierto "miedo" en sentido figurado de qué se va a ver. Pero en este caso el resultado es convincente, fundamentalmente porque se logra crear una atmósfera de tensión e incertidumbre. Y a ello contribuye en primer lugar el escenario escogido. Inhóspito, frío, alejado del mundo civilizado... y un grupo de personas en el que se incrementa la desconfianza y las dudas. Bebe un poco de la influencia de Alien, pero adquiere brillo propio.

No es ni mucho menos un alarde en efectos especiales, pero las escenas en las que puede contemplarse al monstruo en todo su esplendor se han elaborado con brillantez. No son demasiadas, pero las suficientes para que no se difumine ese temor a lo desconocido. La historia cierra con un final perfecto, alejado de conveniencias habituales.

En cuanto a las interpretaciones, también se nota un buen trabajo y destacando entre ellas a Kurt Russell.