En esta película se intenta de alguna manera recuperar el espíritu de Hannibal Lecter y dar una vuelta de tuerca al tema de las posesiones y exorcismos, pero se queda en una obra prescindible que no aporta demasiado. Primero porque el protagonista ya está lejos de sus mejores interpretaciones y segundo porque la historia peca de cierta falta de inspiración y contiene los típicos clichés, aparte de ser bastante previsible en su desarrollo.

Miedo desde luego que no da (aunque eso depende de la predisposición de cada uno), al contrario que quizás pudo sugerir el trailer. Por lo menos la ambientación y puesta en escena si están correctamente organizadas. Pero con independencia de que no resista comparaciones se queda en una película para pasar el rato pero que no dejará recuerdo y se quedará en el cajón del olvido. El único aspecto que deja esta obra a la reflexión es acerca de si creer o no en los exorcismos y los tejemanejes que se llevaría El Vaticano en relación con estos asuntos de exorcización.