Con este episodio se cerró la historia más apasionante sobre el espacio y otros planetas que se ha realizado desde el cine. Al menos hasta que más de 30 años después se va a proceder a su reapertura. Y es que, de hecho, su influencia y legado ha sido tal que ha conquistado a varias generaciones y condicionado gran parte del cine tanto de ciencia-ficción como de otros géneros que en algunas de sus escenas copian cierta estructura o parodian momentos clave.

De la trilogía clásica es este el capítulo menos efectivo, a pesar de su épico final. Uno de los aspectos negativos es la introducción de los ewoks, de manera que le imprime de cierto toque infantil y especialmente cuando se produce la batalla. Por otra parte, también es cierto que el ritmo de la primera mitad es bastante lento, sucediéndose con mayor rapidez los acontecimientos en la segunda hora de la cinta. De cualquier manera, aún siendo menos inspirada que las anteriores no deja de ser una gran película. De entre los actores destaco el papel de Harrison Ford que con Han Solo termina por consolidar uno de los personajes más míticos de la saga.

Su principal apoyo son precisamente las dos películas previas. Con unas obras tan exitosas, el camino se hace más sencillo para que un proyecto que fundamentalmente quiera rematar un final lo haga de forma digna. Entre otros aspectos cerrando cualquier cabo suelto pendiente en los anteriores episodios. A nivel de puesta en escena sigue siendo igual de bien realizada y cuidada: vestuario, escenarios, efectos especiales siempre a la vanguardia y una fotografía atractiva, mejorada con la última remasterización.