Cuarta parte de la saga del siglo XX del hombre murciélago, con el mismo director de la anterior pero cambiando de nuevo de protagonista. Lo de menos es que sea George Clooney, que no lo hace demasiado mal aunque da la impresión de que para ese papel lo podría haber ejercido cualquiera. Es el guión, patéticamente confeccionado y cuyo planteamiento, desarrollo y diálogos parecen ideados por un niño de 10 años. Unos personajes planos (especialmente a su encefalograma) y un aburrimiento soberano durante la mayor parte del metraje, comprendiendo desde las primeras escenas que no nos encontramos ante una película propiamente de Batman. Ni tan siquiera una parodia, pues pese a que haya momentos en que nos reímos es más bien de lo ridícula de la situación o el diálogo y no tanto porque sea gracioso el momento. Es como una obra de teatro en la que se han juntado un grupo de amigos, con unos escenarios de colores chillones que lo único que causan es espanto.

Con un reparto como el que tiene esta película, hacer un producto tan malo es francamente meritorio. Uma Thurman hace posiblemente el peor de sus papeles, pero nada comparado al papelón (negativamente hablando, claro) de la Batgirl encarnada por Alicia Silverstone y qué decir de Chris O'Donell como Robin, con unas escenas en las que se supone que se plantea la rivalidad con Batman y ni siquiera convence en ellas. Schwarzenegger es el único que se porta a un nivel aceptable dentro de la mediocridad reinante, pero una vez más con un papel infantiloide.

Esta película la ví de adolescente y me pareció bastante cutre. Ya bastante maduro decidí darle una revisión y ha confirmado mis primeras expectativas. Este subproducto es imposible que le guste a alguien, no ya fan de Batman sino del cine de superhéroes y, por qué no decirlo, del celuloide en general. Absolutamente aburrida y en todo caso sirve de mal ejemplo. Espantosa y encima de 2 horas de duración, para que sufra un poco el público.