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Voto de AlvaroFaure:
6
Terror El psicópata Michael Myers sigue vivo y vuelve a ponerse en acción. Ahora se dirige a un pequeño hospital donde se encuentra Laurie Strode, la única víctima que logró sobrevivir a su primer ataque. Mientras tanto, el doctor Loomis sigue buscando a su sanguinario paciente. (FILMAFFINITY)
3 de octubre de 2021
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Por estúpido que se vuelva en algunos momentos creo que se trata de un slasher poco destacable pero decididamente muy digno, con un buen uso de sus recursos, algunas secuencias y planos muy inspirados y en líneas generales sorprendentemente bien fotografiado, pero sin lugar a dudas es una pésima continuación de la obra maestra de Carpenter.

No me importaría demasiado si la película hiciese un esfuerzo consciente por guardar las distancias, pero cuando comienza explícitamente con el final de la anterior (una idea que se explota seguidamente de manera interesante, dicho sea), se titula Halloween II y el director hace unos esfuerzos tan evidentes por imitar la dirección de la primera es imposible no juzgarla en esos términos.

Creo que Rosenthal entiende bien el trabajo de cámara de Halloween y en ese sentido su imitación, aunque limitada, es bastante convincente –replica la manera inquietante de retratar los espacios amplios, recupera el punto de vista del asesino en algunas secuencias e incluso lleva un poco más lejos la idea del voyeurismo recreándose en la filmación de pantallas de vigilancia, etc–, pero no logra entender qué hace Halloween tan increíblemente única y tan difícilmente repetible más allá del empleo de estos recursos.

Halloween de Carpenter sobre el papel es simplemente un tipo con un cuchillo, pero en el fondo este tipo con un cuchillo es solo la excusa –o más bien el medio– para la construcción de algo mucho más complejo, emocionante y elevado, un estado de terror superior que se sirve de tu conocimiento de la geografía de los espacios, el punto de vista y la manera de ocultar y explorar estas superficies para ofrecer una experiencia única y activa a través de la imagen y el sonido de la manera más pura y limpia posible dentro del medio.

Es este minimalismo tan único el que propulsa y hace tan fluida la obra de Carpenter, que sobrepasa los límites del slasher y se convierte a veces en algo casi abstracto. Michael Myers no es un asesino, no es una persona de carne y hueso, es un concepto, no puede frenarse y no puede morir, porque su terror y la noción de su presencia, se esconda donde se esconda, es el motor de la obra. De hecho, su nombre ni siquiera se puede leer en los créditos –aparece acreditado como The Shape– lo que contribuye a reforzar su carácter esquivo, conceptual y utilitario.

Halloween II, más forzada y preparada, menos imprevista y ligera, pone una mayor atención al contexto, a las relaciones entre los personajes, al origen de Myers y a la racionalización de sus motivos e intenciones. Myers se siente más de carne y hueso que nunca, es tan humano que dentro del relato hay que forzar incluso la idea de que es un dios para justificar su resistencia a morir, porque ya no es una idea ni un motor de nada, es solo un asesino más, un tipo que persigue a alguien, deambula por ahí y mata a gente de maneras ingeniosas.

Para hacer una buena secuela o un buen remake de algo como la Halloween de Carpenter no se puede replicar lo anterior o continuarlo, hay que reinventarlo o dejarlo atrás por completo. Esto simplemente recupera y recicla la obra anterior sustituyendo una experiencia total por un terror solvente y sin demasiada vida con una serie de asesinatos imaginativos. O lo que es lo mismo, sustituye todo menos un tipo con un cuchillo por nada más que un tipo con un cuchillo, en el mejor y en el peor de los sentidos. Al final, un buen slasher por varios motivos, pero sobre todo una demostración más de por qué algunas cosas son buenas y otras están por encima de todo.
AlvaroFaure
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