Película dividida en dos partes, la primera, bastante buena, "tarantiniana" a más no poder, con diálogos duros, violencia gratuita pero con sentido, y con pequeñas dosis de humor negro; la segunda, muy floja, la película se transforma en una macarranada vampiresca de serie B, pero no de la serie B que te hace reír a la vez que te hace poner una mueca de asco, no, es de la que se repite, se vuelve monótona e insustancial, y aburre, ni el reparto la salva, pese a que la actuación del gran Harvey Keitel está bastante correcta.
Por ahí dicen que lo mejor de la película es el factor sorpresa, cuando Salma Hayek acaba su bailecito y se vampiriza, pero cuando la sinopsis de la película acaba con un "todo va bien mientras nadie sangre", y en la carátula trasera hay imágenes de los vampiritos en cuestión, se pierde bastante la sorpresa.
Lo único a destacar de esa segunda parte, la BSO, enormes "Tito & tarántula" amenizando la noche en "La Teta Enroscada".
En fin, concluyendo: En efecto, "todo va bien hasta que alguien empieza a sangrar".