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Santo Tomé y Príncipe Santo Tomé y Príncipe · Villacanicas del Hoyo
Voto de McCunninghum:
1
Fantástico. Drama. Intriga Basada en la novela "Desde mi cielo" de Alice Sebold. Susie Salmon, una niña de catorce años que muere asesinada, observa desde el cielo cómo cambia la vida de su familia y de sus amigos tras la terrible tragedia. Mientras un detective intenta resolver el caso, el asesino borra todas las pistas y se prepara para volver a actuar. (FILMAFFINITY)
1 de abril de 2010
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La filmografía de Peter Jackson se ha caracterizado, ya desde sus orígenes, por un devaneo continuo entre los géneros, ir y venir entre el gore y la comedia de sus primeras piezas clásicas de la Generación VHS como Mal gusto (87) o Tu madre se ha comido a mi perro (92), paso del drama fantasioso a la épica fantástica entre Criaturas celestiales (94) y la trilogía de El Señor de los anillos (01-04), o mero palimpsesto friki, King Kong (05), sin poseer en ningún caso algo así como una impronta o una firma. La obra de Jackson se mueve como pez en el agua en el magma indiferente de la industria, es la despersonalización encarnada.
Su nueva película The lovely bones, basada en el best-seller de ficción de Alice Sebold Desde mi cielo, es en este sentido un paradigma de la obra y la (no) idiosincrasia de Jackson. Ambientada en 1973, la época de Nixon, el LSD y los asesinos en serie, la historia que se nos narra es la del asesinato de una niña de nombre Salmon (Susie Q, interpretada por Saoirse Ronan) a manos de un conspicuo asesino de lolitas, Mr. Harvey (Stanley Tucci). Lo que caracteriza la narración es que es la propia víctima quien nos la cuenta: es la voz en off de una muerta de 14 años, como una joven Silvia Plath de ultratumba, la que hace las veces de voz omnisciente, y nos abre y nos cierra el relato. La historia que la niña muerta nos cuenta es primeramente un pavoroso cuento de hadas sobre una familia feliz y una joven que quiere que la den su primer beso. Pero, de repente, la película da un saltito y se convierte en un thriller sobre un psicópata al que le gustan las jovencitas, y que acaba con la protagonista. Esto no es un spoiler, pues es algo anunciado desde el comienzo en las marquesinas de los autobuses. Principio de inverosimilitud que funcionaba como truco en El sexto sentido (99) de M. Night Shyamalan o en Donnie Darko (01) de R. Kelly, o como presencia alegórica en Sin Fin (85) de Kieslowski o en El cielo sobre Berlin (87) de Wenders, aquí el que los muertos hablen es el pretexto para una difusión formal y narrativa que no obtiene cauce en todo el metraje. Así, el vaivén nos lleva de la comedia de princesas al terror teen y de ahí al cielo desde donde nos habla la pequeña y difunta niña Salmon: entonces el movimiento browniano de las imágenes nos enloquece, pasamos de un anuncio de agua mineral Lanjarón a otro de Endesa o Iberdrola, con extensos valles reverdecidos y un cielo claro y lapislázuli, de una escena Ausonia nos trasladamos a un escenario DKNY en un pequeño planeta como el de “El principito”, todo ello es el cielo en el que habita la niña Susi Q, desde donde observa a su familia (sus padres, interpretados por Mark Wahlberg y Rachel Weisz, su abuela, una beoda Susan Sarandon) y a su propio asesino.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
McCunninghum
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