Procedente de Australia, lugar desde el que muy de vez en cuando nos llega alguna que otra producción, Triangle es la tercera película en la filmografía de Christopher Smith. Thriller de máxima tensión que va ganando en intensidad y complejidad a medida que avanza, comienza como una narración de suspense en alta mar, al estilo del clásico de Roman Polanski El cuchillo en el agua (62) o de otra producción australiana, protagonizada por una joven Nicole Kidman, como Calma total (89), de Phillip Noyce.
En Triangle seguimos a la protagonista Jess desde que, tras atropellar a una gaviota camino del puerto, sube al yate con su pareja y otros cuatro tripulantes. Nada parece ir bien para Jess, quien guarda un secreto que ni siquiera ella conoce y que será fundamental para el futuro de los personajes (¡ojo con llegar tarde a la función si no se quiere perder el norte en este film desasosegante!): como la tormenta que hace naufragar el yate, el misterio de Jess se cernirá sobre sus compañeros. Tras encontrar un buque fantasma que parece estar esperándoles, donde nadie habita, una frase escrita en un espejo dará comienzo a una trama intrincada: “Go to the theater”, dice. Una vez allí, todos serán asesinados por un francotirador encapuchado. Todos excepto Jess.
El film de Smith se convierte entonces en un frenético thriller con toques de terror sin los tics típicos del género, con un uso muy original del tiempo narrativo. Entraremos, con Jess, en el laberinto de su propia mente: el buque fantasma, como el triángulo que refiere el título, son espacios fuera del tiempo y del espacio, metáforas del inconsciente. Dentro de ellos nos encontramos Perdidos, como en una isla desierta; la cita a la serie televisiva no es baladí, como el espectador podrá comprobar. En el buque, Jess tendrá que enfrentarse a sí misma, a su pasado y a sus monstruos interiores. En el buque, el espectador estará como ella: Perdid@. Y quizá sin retorno.
Triangle está recogida dentro de la “Sección Sitges Clàssics – El temps al cinema”. Este año se presenta en el Festival de Sitges también lo último de Christopher Smith: Black Death (10), en la Sección Oficial Fantàstic.