Ópera bufa, certero análisis del poder, astracanada a lo italiano, caricatura veraz,... Algo de todo esto. Cuando la película se acerca a lo surrealista y lo felliniano cae por su peso pues resulta de lo más ridículo y aporta más bien poco a la línea del film. Da la sensación de "italianada" de tercera insufrible. Por suerte no hay muchos momentos así.
Más interesante resulta el acercamiento a la compleja vida política italiana. Tan compleja para un extranjero y tan compleja para el propio director que no llegamos sino a sospechar en torno a Giulio. Ser siniestro parece querer decirnos a raíz de las casualidades. La repetición de casualidades en torno a lo mismo hace a la película repetitiva y monótona por momentos. No trata de ir más allá (igual da por supuesto que los italianos ya sabían el camino) y se queda en la superficie (muertos por aquí, muertos por allá). Echo de menos una perspectiva al estilo de Gomorra. Pero el chaval nos ha salido surrealista por no decir otra cosa.
Dejo para el final lo mejor, los diálogos del personaje y sus reflexiones, realmente divertidas y brillantes por momentos a pesar de la oscuridad que encierran dentro. Tan lejos lo ha llevado que, al final, uno siente un cierto cariño por el personaje. El lado oscuro tal vez