Puede que esta sea la película menos digerible de cuantas he visto en mi vida. Pero es absolutamente magistral. La forma en la que juega divertidamente con el espectador, a pesar de la dureza de la historia que nos está contando, a través de un sutil y macabro sentido del humor, hace que no puedas dejar de verla aunque quieras. Porque Haneke demuestra un sadismo cómico que provoca reacciones en el más pintado.
Una película con atmósfera que no deja indiferente a nadie. Muy recomendable para todos aquellos que gusten del cine bueno y "malo".