Hay sagas que se exprimen hasta más allá de lo concebible, que hasta que no sacan la última gota de jugo (o de dinero de los bolsillos de los espectadores) no se quedan contentos; no sé si es por el afán de loas productoras para ganar dinero o porque los responsables se ven incapaces de soltar. Y este es uno de los ejemplos más claros. Ya desde la tercera entrega, las señales de agotamiento eran más que visible, pero lo de esta entrega ya empieza a ser lamentable. Ciertamente, los personajes ya no dan más de sí y el guion (que si bien en algunas entregas ya había dejado bastante que desear) empieza a dar un poco de vergüenza ajena de lo lamentable que empieza a ser.

Ver a un mamut, a un diente de sable y al otro animal cada día más cargante se buscan la vida para mandar algo al espacio para detener al meteorito que va a estrellarse con La Tierra parece una broma de mal gusto, de verdad. Incluso los sketches de la rata Skrat están menos inspirados que en otras ocasiones y lo que antes era novedoso y bastante cómico, ya empieza a ser repetitivo y el chiste, de tanto repetirse, empieza a dejar de ser gracioso. Es como el típico cuñado que suelta una gracia en una cena familiar e, inesperadamente, se encuentra con que ha triunfado y la gente se ha reído y empieza a repetir el mismo chiste hasta que pierde su punch. Pues eso es lo que ocurre aquí.

En fin, mucho me temo que la franquicia ya está más que agotada.