Hace ya algunos años que el bueno de Tony Scott ha dejado de ser conocido como el hermanísimo de Ridley y ha conseguido ser reconocido únicamente por su trabajo. Hay que reconocerle que tiene en su haber un buen puñado de películas entretenidísimas de las que destacan "Enemigo Público", "Spy Game" o esta "El fuego de la venganza". Gracias a estos trabajos (y a otros más) es ahora conocido como "el hermano listo de Ridley Scott" o "el único de los Scott que sabe dirigir". Estas afirmaciones son exageradas, a mi modo de ver. Lo que sí hay que decir es que su vertiginoso estilo de montaje y su febril forma de contar historias ha marcado a no pocos directores, desde Michael Bay hasta su propio hermano Ridley.
La película que nos ocupa narra la historia de un ex soldado con muchos problemas que se dedica a ser guardaespaldas y que es contratado por un hombre de negocios hispano para proteger a su hija. En el momento que la niña desaparece, este guardaespaladas hosco y un poco psicótico con tendencias suicidas, encarnado por Denzel Washington con su solvencia característica, llevará acabo una sangrienta venganza.
El film puede dividirse en dos partes: la primera en la que el guardaespaldas se hace cargo del trabajo y poco a poco va intimando con la niña y que obedece al clásico esquema de tipo antisocial y duro poco a poco se va ablandano por el cariño que le da alguien (en este caso la niña) y quee s un poco liviana aunque sirva para presentarnos a los personajes. Y una segunda que sería la que tiene que ver con todo lo relacionado con la venganza de este personaje a raíz de la desparición de la niña. Aquí, Scott hace gala de sus mejores movimientos de cámara y su mejores trucos y es una parte que te deja sin aliento y que tiene un ritmo endiablado. La cosa se pone interesante, mucho.
Algunas personas han definido esta película como "fascista". Supongo que serán los mismos que ensalzan la venganza tarantiniana de "Kill Bill". No creo que este film tenga mucho que ver con las pelis de Charles Bronson y Chuck Norris, tipo "El justiciero de la ciudad" y cosas así. La diferencia es muy sencilla y está además de en el final* en el hecho de que el personaje de Washington no es el adalid ni el defensor de ningún tipo de moralidad. Es un monstruo y, al perder a la niña, va a hacer lo que mejor sabe hacer: monstruosidades.