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Voto de Ford Farleine:
4
Ciencia ficción Año 2044. El aumento de las tormentas solares ha convertido la superficie de la Tierra en un desierto radioactivo, reduciendo la población humana a 21 millones de personas. Jacq Vaucan (Antonio Banderas), un agente de seguros de una compañía de robótica, investiga un caso aparentemente rutinario cuando descubre algo que podría tener consecuencias decisivas para el futuro de la humanidad. (FILMAFFINITY)
8 de septiembre de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine español está creciendo desde hace ya unos años. Ya, loado sea el Señor, las producciones con la Guerra Civil como protagonista y las películas erótico-festivas no copan la mayoría de los estrenos nacionales. Nos estamos atreviendo con géneros con los que antes ni soñábamos: thriller, catastrófico, aventuras, terror... Y así debe ser. Y ahora nos llega la ciencia-ficción, pero mucho me temo que, al menos en esta ocasión, los resultados no han sido óptimos, y me duele decirlo.
¿Por qué me duele decirlo? Porque admiro mucho a Antonio Banderas. Es un tipo que ha abierto camino a infinidad de actores españoles que lo han tenido más fácil gracias a él y lo admiro porque, en el afán de alabar a Bardem, no son pocos los que lo menosprecian. Pero no hay que olvidar que ha dirigido, producido y doblado películas y además ha actuado en Broadway, cosas que otros, a día de hoy, no han hecho.
Y es por el cariño que le tengo a Banderas que quería que la película funcionase, pero no ha sido posible. Y esto se debe a que la película tiene demasiados fallos que han hecho que tenga demasiadas rémoras. Por ejemplo:
La ciencia-ficción ha sido utilizada desde el principio para hacer reflexiones de calado trascendental, por decirlo así. Y aquí esta reflexión sobre la evolución y que la vida se abre camino siempre me parece demasiado poca cosa para casi dos horas que dura la cinta.
El género suele estar unido a una cierta espectacularidad, pero no es este el caso. De hecho, cuesta creer que los autómatas hayan sido creados para salvar a la humanidad cuando casi no sirven ni para conducir un coche.
La película tiene sus influencias, poco disimuladas, de “Blade Runner”, esa ciudad, esos chubasqueros transparentes, esa lluvia, el investigador...; y de “Yo, robot”, la trama, los protocolos... pero ni llega a la trascendencia de la primera ni a la diversión desacomplejada de la segunda.
Las interpretaciones tampoco están muy allá. Antonio Banderas empieza contenido y bastante bien, pero hacia la mitad del metraje se suelta la melena y vuelve su histrionismo; Dylan McDermott está toda la peli demasiado pasado de rosca; Robert Forster quizá demasiado hierático Y Melanie Griffith irreconocible. De hecho me llevé un buen susto cuando la vi en su primera escena, cada día se parece más a Antonia San Juan pero en fea.
Hay algunas cosas que suceden y que yo no llegué a comprender muy bien (lo dejo para el spoiler).
Antonio Banderas vuelve a doblarse a sí mismo y, aunque ha mejorado y ya no chirría tanto, es mejor que lo haga un “profesional”, aunque le honra el esfuerzo.
Y lo que es imperdonable en una película de estas características: aburre y eso es el mayor defecto de una producción de este tipo. Desperdicia demasiado tiempo en el nudo y el desenlace es demasiado precipitado.
En definitiva, una pena. Porque es un intento de hacer algo en lo que nuestro cine no se ha prodigado mucho y además tenía ideas interesantes y conceptos que eran más que dignos, pero que se perderán como lágrimas en la lluvia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ford Farleine
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