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España España · marmotacinefila.com
Voto de Marmota Cinéfila:
10
Drama El profesor Borg, un eminente médico, debe ir a la ciudad de Lund para recibir un homenaje de su universidad. Sobrecogido, tras un sueño en el que contempla su propio cadáver, decide emprender el viaje en coche con su nuera, que acaba de abandonar su casa, tras una discusión con su marido, que se niega a tener hijos. Durante el viaje se detiene en la casa donde pasaba las vacaciones cuando era niño, un lugar donde crecen las fresas ... [+]
4 de mayo de 2023
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Tienes 78 años y una noche sueñas con tu propio ataúd y tu cadáver agarrándote y llevándote consigo. Esta es la primera gran escena de Fresas Salvajes, una obra maravillosa de Ingmar Bergman, que, en esta ocasión rinde tributo a un sentimiento tan poderoso como es la nostalgia, vista tanto como una bendición como una enorme pesadilla que es capaz de torturarnos y que somos incapaces de escapar; es esto a lo que se expone nuestro protagonista, un brillante profesor llamado Isak Borg, que se considera así mismo un viejo pedante y que su pedantería daña a todas las personas de su alrededor y que se ve obligado a replantearse varias cosas de su pasado tras este incómodo sueño.

Radiografía de la nostalgia

Si "Persona" (1966) Ingmar Bergman hablaba —entre otras cosas— de la locura que convive dentro de cada uno, la palabra clave de Fresas Salvajes es nostalgia, y también recuerdo, la película recopila mucho de lo que representa estas dos palabras para la vida de una persona; el mensaje de esta película es imperecedero, pues, una vez más, Bergman se las apaña para mostrarnos de manera magistral una obra sobre sentimientos que viviremos varias veces todos nosotros, aunque en esta ocasión con un tono algo más esperanzador de lo que ha mostrado en otras ocasiones.

La dirección de Bergman está sublime, me encanta como mezcla en un mismo plano pasado y presente, o como los elementos oníricos hacen algunas escenas únicas, o incluso como detalles pequeños dicen tanto —ese reloj sin agujas, simbolizando la pérdida del concepto del paso del tiempo que sufre Isak—. Pero esta vez me quedo con los diálogos.

Los diálogos de esta película están a un nivel altísimo, a ratos me parecen poéticos, transmiten una elegancia enorme, más incluso que los lujosos interiores de las viviendas que muestra esta película o la fotografía genial de los exteriores; la película deja frases certeras y lo hace con una sencillez que impacta, también hace que todos los personajes del reparto transmitan una calidez muy especial en no tantos minutos de participación.

"...que ya estoy muerto aunque todavía estoy vivo."

Los dos protagonistas de esta película están increíbles. Victor Sjöström como el retirado profesor Isak Borg hace aquí una de las mejores interpretaciones masculinas que he visto, encarnando a un hombre que observa que lo que le queda de vida puede que sea simplemente un ocaso de su pasado. Se presenta como un personaje pretensioso y maldecido con ser excesivamente racional, un viudo solitario; a veces cándido y otras el más sabio de todos, su mirada es elegante y triste a la vez, es increíblemente cortés y con un ego enorme, pero nada de esto le está ayudando a la enorme soledad que siente dentro.

Muy bueno el personaje de Bibi Andersson, logra destacar también en el papel de una mujer bastante más moderna que el concepto que tienen varios personajes de ellas en esta película, sabemos lo justo de su personaje pero logra brillar y es la que mejor presenta los aspectos más negativos del personaje de Victor Sjöström. También destaco Gunnar Björnstrand, que refleja todos los defectos de nuestro protagonista y quizás se pueda considerar lo más cercano a ser el personaje antagonista de la obra junto al paso del tiempo en sí.

¿Y si al final del camino, solo estamos nosotr@s y nuestros propios recuerdos?

Esta película es también una road movie espiritual, un viaje cuyo propósito es un punto y final de una faceta clave de la vida de nuestro protagonista y el enfrentamiento al conflicto más grande que tiene el personaje de Bibi Andersson, los diálogos de ellos dicen mucho en pocas palabras y la relación entre ambos personajes evoluciona, crece, cambia, en parte sin darnos cuenta, hasta el grupillo que se une a ellos y a su viaje, que parece en un principio caprichos del guion, tienen cosas que mostrar y sentir, siendo secundarios de lujo y que ponen en la mesa ideas como lo que representa el creer en Dios para cada personaje; la escena en la que los cinco toman una copa y debaten sobre este tema es para quitarse el sombrero; como la perspectiva de cada uno se refleja tan bien, y como se remata la escena, siempre respetando la libertad individual.

Otra escena increíble es una de las pesadillas que sufre Isak Borg, viendo en un bosque onírico aquellas equivocaciones de su pasado, o como la vejez debilita nuestras facultades de manera inevitable; lo onírico, como en otras películas de Bergman toma un papel fundamental y nos dice muchísimo de manera visual; trasladándonos en varias ocasiones al mundo real y al mundo de los sueños y hasta mezclándolos. No faltan los fantasmas que le torturan, y aquellos "lo que pudo ser y no fue" que vivimos todos y cuyo escenario da nombre a la película.

Pero quizás la mejor escena de todas ellas es el final de la película. Final perfecto, hermosísimo no solo en sí, sino por todo lo que nos quiere decir y siente nuestro protagonista. Uno se abruma ante la inmensidad de lo que pueden significar nuestros propios recuerdos. Cuando empiezas a creer que los malos recuerdos se superponen de los buenos, nos damos cuenta del enorme error que supone esto; porque la nostalgia es también todo lo que hemos conseguido en el camino y una parte de nosotros mismos es el cómo se sienten las personas que más queremos. Un final que no se describe, se experimenta, y que es además uno de los que más me han emocionado del cine en general.

Fresas Salvajes es maravillosa de principio a fin. Es el mejor retrato que he visto de la nostalgia en una película, mostrándolo sus diferentes facetas, y dejando como guinda un viaje muy entretenido y un ejercicio enorme de introspección a través del inolvidable personaje de Victor Sjöström, reflejando un sentimiento que estamos condenados —y también sentirnos afortunados— de padecer en algún momento de nuestra vida. Para mí una joya del cine.

https://marmotacinefila.com/2023/02/22/critica-fresas-salvajes-1957/
Marmota Cinéfila
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